Semillas y Semilleros. Parte II.

Ya hemos preparado nuestro semillero o almácigo y lo siguiente es elegir con cuáles hortalizas iniciaremos nuestra huerta. No todas las hortalizas pueden crecer y desarrollarse satisfactoriamente en recipientes, así que te sugiero que empieces por algo sencillo. Puedes probar con algunas de las siguientes hortalizas:

  • Tomate.
  • Pimentón (pimiento).
  • Repollo.
  • Brócoli.
  • Coliflor.
  • Cebolla.
  • Apio.
  • Lechuga.

Las semillas se pueden comprar en viveros, pero también, podemos producirlas y seleccionarlas nosotros mismos, lo cual proporciona importantes beneficios. Además del ahorro en dinero (algunas semillas comerciales pueden ser costosas y muchas veces su porcentaje de germinación es bajo o prácticamente nulo), tendremos la posibilidad de elegir los mejores y más sanos ejemplares de las hortalizas que queremos cultivar como la fuente de semillas que a su vez producirán plantitas sanas, vigorosas y productivas. De esta forma aportaremos nuestro granito de arena a la mejora de la biodiversidad y la recuperación de especies autóctonas.

Si tenemos acceso en nuestra ciudad a algún mercado en el que sabemos que las hortalizas que allí se venden son producidas de forma ecológica, sería realmente genial. Elegiremos los frutos mejor formados, de buen color y uniformes. Descartaremos aquellos que tengan manchas o una apariencia extraña (blandos, arrugados) o con evidente sintomatología de enfermedades.

Una vez extraídas las semillas de los frutos, deben lavarse para asegurar el desprendimiento total de restos de fruto o pulpa (puedes usar un colador o tamiz para esto). Debido a su elevado contenido de humedad, las semillas pueden desarrollar hongos o bacterias, por lo que debes proceder lo antes posible a secarlas, colocándolas sobre una tela, papel secante o papel periódico en una zona con buena ventilación y a la sombra, de 3 a 7 días.

Las semillas que no utilices, puedes guardarlas para próximas siembras, almacenándolas en bolsitas de papel o tela rotuladas (nombre de la hortaliza, fecha, y cualquier otra información que consideres importante), las cuales colocarás dentro de frascos de vidrio con tapa hermética, guardándolos en un ambiente fresco y si es posible, en la nevera. Se deben descartar aquellas semillas vacías, dañadas, partidas, poco desarrolladas o que se encuentren atacadas por insectos, hongos, etc.

Los tipos de recipientes que se pueden utilizar para conservar semillas pueden ser:

  • Frascos de vidrio con tapa de rosca o cierre hermético (con traba de metal).
  • Frascos de plástico con tapa o rosca a presión.
  • Bolsas de polietileno o de plástico gruesas que puedan sellarse para evitar que ingrese humedad.

El envase debe estar bien cerrado, de lo contrario, las semillas absorberán lentamente humedad del ambiente y su tiempo de vida disminuirá.

¿Por cuánto tiempo pueden vivir las semillas? Dependerá de cuán secas estén las semillas, del tipo de recipiente donde se guarden y de las condiciones de almacenamiento. Cuanto más secas estén las semillas, los recipientes sean herméticos y cuanto más fresco se encuentre el lugar donde se conservan, más tiempo vivirán. Además, debe tenerse en cuenta el tipo de semilla, ya que algunas especies viven más que otras.

Hay hortalizas que producen las semillas en su parte floral, las más conocidas son: la acelga, el berro, el brócoli, la col, el coliflor, la lechuga, el cilantro, la zanahoria y la cebolla. En estos casos no nos quedará otra alternativa que adquirir las semillas en un vivero, para lo cual elegiremos las de mejor calidad, en envases cerrados y con etiqueta, indicando la especie, la variedad, el año de producción (la semilla no debe tener más de un año), el poder germinativo, la fecha del análisis de germinación y la marca o empresa que las produce.

Te recomiendo que revises el Manual de Producción Artesanal de Semillas de Hortalizas publicado por la FAO para conocer más acerca de este tema.

Semillas y Semilleros. Parte I.

Finalmente ha llegado el momento esperado.

Hemos elegido el mejor lugar para instalar nuestra huerta, tenemos las herramientas necesarias, los recipientes adecuados, el mejor sustrato y el abono más apropiado. ¿Qué hago ahora?

El siguiente paso es elegir las hortalizas que vamos a plantar y realizar un calendario de siembra.

Pero antes, es importante que revisemos algunos aspectos importantes relacionados con la selección de semillas y las técnicas de siembra y trasplante más utilizadas.

Existen tres métodos de instalación de cultivos hortícolas:

1.- Almácigas y trasplante. La siembra se realiza en una superficie restringida, con una alta densidad, utilizando cajoneras, recipientes individuales o macetas o recipientes multiceldas (bandejas de poliestireno, por ejemplo). En esta área pequeña las plantitas crecen hasta que puedan resistir el trasplante a su lugar de cultivo definitivo.

Almáciga (rae): lugar donde se siembran y crían los vegetales que luego han de trasplantarse.

Haz click en este enlace y podrás ver qué fácil es realizar tu semillero.

2.- Siembra directa en el terreno.

3.- Uso de partes vegetativas, tales como bulbos, tubérculos, hijuelos, tallos, estacas, raíces, etc. El ejemplo más conocido es el de la querida papa, mira este video y anímate a cosecharlas.

Trasplante. Cuando la planta tiene unas cuatro hojitas y unos 10 centímetros de altura, ya es tiempo de trasplantarla a su lugar definitivo. Debes tener preparado el recipiente en donde va a crecer y realizar el trasplante a la hora de menos calor (preferiblemente en la tarde). Si donde vives hace mucho calor, los primeros días deberías proteger la plantita del sol directo hasta que se haya adaptado a las nuevas condiciones. La plantita debe ser extraída del semillero o almáciga con un poco de tierra para que la raíz no se resienta del cambio.

Trata de tomar las plantitas por las hojas sin tocar las raíces, las cuales no deben estar dobladas o anudadas. Las plantas deben quedar enterradas hasta las dos hojas verdaderas. Verás que las dos primeras hojas son más chiquititas y redondas que las demás, se las conoce como hojas falsas y deben quedar enterradas. Luego debes regar con cuidado, utilizando una regadera (¡nunca una manguera!) que permita que el agua salga en forma de llovizna para que las plantas no se lastimen o sean extraídas del suelo. El riego debe adaptarse al tipo de hortaliza que hemos sembrado, siempre utilizando el sentido común, ni mucho, que encharque, ni poco, que genere estrés hídrico.