Cómo organizar una huerta comunitaria.

Las huertas comunitarias de verduras se han convertido en una alternativa popular para complementar la alimentación de los habitantes de muchas ciudades, ofreciendo a personas que viven en apartamentos, familias de bajos ingresos y jubilados, una oportunidad para mejorar su salud y actitud cultivando productos frescos, a la vez que se relacionan con sus vecinos. Las huertas comunitarias de verduras también le enseñan a los niños en zonas urbanas que los alimentos no son productos que se originan en los supermercados, sino que son el resultado de cultivar y nutrir el suelo.

Tipos de huertas comunitarias de verduras.

Hay muchas clases de huertas comunitarias de verduras. Los tres tipos principales incluyen:

  • parcelas individuales o familiares;
  • huertas comunitarias que “sustentan” bancos de alimentos, albergues, misiones de iglesias, comunidades especiales o puestos de verduras que benefician a un grupo o causa:
  • proyectos escolares que se enfocan en la educación.

Las parcelas individuales o familiares usualmente cuentan con un sistema de pago para quienes cultivan sus propios alimentos. En las huertas apoyadas por la comunidad generalmente hay voluntarios involucrados.  Algunas huertas incluyen programas de Agricultura Apoyada por la Comunidad en las que individuos hacen un pago anual para recibir una cantidad específica de verduras y frutas de la asociación de huertas comunitarias.

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Todos participan en el Huerto Comunitario (Fuente: El Universal de México)

La formación de un comité de planificación. El primer paso para establecer una huerta comunitaria de verduras es organizar una reunión de personas interesadas para determinar si hay una necesidad o deseo de tener esta clase de huerta en la comunidad. Idealmente, el deseo debe nacer de la comunidad y no de un individuo. La comunidad puede estar compuesta de un complejo de viviendas de familias de bajos ingresos, un vecindario en las cercanías de un parque público, una escuela, un complejo para personas de edad avanzada u otra asociación comunitaria.

El primer objetivo del comité debe ser desarrollar un cuestionario para evaluar la comunidad y determinar el interés y nivel de compromiso, entre otros. Es importante que los miembros se involucren en todos los aspectos de la planificación y ejecución del proyecto. Los encargados de planificación de la ciudad o ayuntamiento pueden ayudar verificando que la huerta cumpla con todas las ordenanzas. Un abogado voluntario puede ayudar con los asuntos legales para lo cual también debe elegirse un nombre para la huerta.

El siguiente paso es determinar el tipo de huerta: ¿se le asignarán parcelas a individuos o familias para sembrar sus propias verduras o serán los voluntarios u otros trabajadores los que cultivarán las verduras para apoyar a la comunidad, bancos de alimentos o misiones que brindan ayuda? ¿Es la meta principal educar a los niños? ¿Se cultivarán solamente verduras y algunas frutas o se permitirá sembrar flores? Sembrar flores alrededor de toda la huerta como un proyecto comunitario a menudo ayuda a mejorar el aspecto de todo el vecindario.

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Diseñar una entrada atractiva, sembrar flores en la Huerta Comunitaria, son aspectos a tener en cuenta (Fuente: highlandheightsfarm.com)

En algún momento se deben nombrar comités para dirigir ciertas tareas, como seleccionar un lugar, recaudar fondos, buscar patrocinadores, tratar los asuntos legales, organizar la publicidad, obtener un seguro y establecer normas y otros reglamentos. Es necesario desarrollar una estructura para determinar quién se ocupará del mantenimiento del sistema de riego y si incluirá grifos o llaves de agua individuales, sistema de riego por goteo o en surcos.

Seleccionar un coordinador general. Se debe encontrar a alguien que tenga el tiempo, la paciencia, aptitudes de liderazgo, creatividad y fortaleza para resolver los numerosos problemas que conlleva llevar a la práctica el proyecto. El coordinador debería tener alguna experiencia en horticultura y contar, si es posible, con un medio de transporte. Siempre es buena idea tener coordinadores suplentes.

Seleccionar el lugar. Se deben considerar varias alternativas y empezar a buscar un lugar por lo menos de seis a ocho meses antes de sembrar. Las parcelas disponibles pueden incluir: propiedades al aire libre, terrenos del gobierno, lotes desocupados, lotes de iglesias o escuelas, parques de la ciudad, terrenos agrícolas no usados, terrenos en zonas industriales, terrenos en complejos de apartamentos, etc.

Se deben identificar los propietarios de terrenos privados y ponerse en contacto con ellos para determinar la disponibilidad del terreno para su arrendamiento y si existe alguna restricción legal para utilizarlo en agricultura. El dueño del terreno debe tener título de propiedad y no estar hipotecado. La duración del contrato debe ser por lo menos de tres a cuatro años.

Se deben elegir terrenos alejados de zonas industriales que pudieran estar contaminados o en cuyo suelo se hayan vertido productos químicos peligrosos. El sitio ideal debe ser plano, fértil y con suelo bien drenado. No elija lotes rodeados por árboles grandes cuyas raíces y sombra obstaculizarán el crecimiento de los cultivos. Árboles situados en la esquina suroeste del proyecto pueden ser usados como barreras contra el viento.

El terreno debe tener al menos ocho horas de luz solar. Puede ser necesario poner una cerca con candado para impedir el paso de animales, autos y vándalos. Asegúrese de que el terreno tenga acceso a agua de buena calidad sin restricciones en épocas de sequía y los derechos de agua apropiados. Los lotes con pozos independientes pueden ser los más apropiados. Es importante utilizar técnicas sustentables para conservar agua tales como el uso de cubiertas de mantillo (mulching) e irrigación por goteo. Se debe realizar un estudio de la calidad del agua.

En algunos países los propietarios del terreno pueden exigir que los horticultores comunitarios obtengan un seguro para cubrir problemas de responsabilidad. Preferiblemente, el terreno debe tener suficiente espacio para que los participantes y voluntarios puedan estacionar sus vehículos. El sitio debe disponer de un lugar destinado al compostaje, un cobertizo para guardar las herramientas y bancos y mesas para descansar.

Hallar patrocinadores y financiamiento. Aunque algunas huertas comunitarias pueden sostenerse económicamente por las cuotas aportadas por sus miembros, otras requerirán de un patrocinador, una organización o persona que apoyen la huerta a través de donaciones (semillas, plantas, cubiertas de mantillo, abono, herramientas, suministros, etc.).

Estructura organizativa de la huerta. Algunas huertas son informales, mientras que las huertas grandes, más complicadas, requieren un programa más estructurado para que el grupo funcione eficientemente. La estructura debe mantenerse tan simple como se pueda y basarse en la confianza mutua.

La mayoría de huertas comunitarias sencillas se pueden administrar con una lista de directrices y normas. Cuando se constituye la huerta se deben establecer reglas formales para regir los asuntos internos de la organización. Las normas protegen las metas, los objetivos y la filosofía de la organización la cual debe tener nombre y dirección legal. Se determinan las categorías de membresía, las cuotas requeridas y cuándo se deben pagar. Se establece cuándo se llevarán a cabo las reuniones regulares y las extraordinarias. Se describen los cargos, sus obligaciones, las cláusulas de responsabilidad. También cómo se resolverán los conflictos.

El siguiente es un ejemplo de una lista de directrices y reglas comunes:

  • Las parcelas y senderos se mantendrán libres de maleza.
  • Mantenga las verjas cerradas con candado a toda hora.
  • No desatienda el sistema de riego.
  • No trabaje solo en la huerta; hágalo siempre con un compañero.
  • Las parcelas y senderos se mantendrán sin basura.
  • No se permitirá que las plantas de enredadera se esparzan a los senderos o parcelas vecinas.
  • No se usarán pesticidas o fertilizantes.
  • Tire la maleza y otros desechos de plantas en el sitio de compostaje.
  • Supervise a los niños pequeños.
  • Limpie las herramientas y colóquelas en el cobertizo de almacenaje.

El formulario de solicitud debe incluir el nombre del participante, domicilio, números telefónicos de contacto, etc. Las cuotas deben cubrir los costos de irrigación y otros no subvencionados por patrocinadores.

Problemas de vandalismo. El vandalismo puede ser un problema grave para muchas huertas comunitarias. Las cercas delimitan el terreno manteniendo fuera a animales y motocicletas, pero no detendrán a los vándalos más decididos. Se debe colocar un aviso en el cual se mencione que la huerta pertenece al vecindario;  hacer que los niños se involucren ayudará a que sientan que el proyecto también les pertenece. Recoja todos los frutos maduros para no brindar una invitación al robo. El coordinador debe visitar el proyecto al menos una o dos veces al día para fijarse si hay problemas de vandalismo o de irrigación en las parcelas.

Problemas con los vecinos. Si la huerta está muy descuidada, empezarán a llegar las quejas de los vecinos. Se debe controlar la maleza. Las flores que rodean la huerta mejorarán el aspecto de la vecindad y del ambiente en general. Compartir verduras y frutas con los vecinos fomenta también las relaciones públicas.

Diseño y preparación de la huerta. El primer paso es limpiar el lugar y diseñar la huerta. Decida el tamaño de cada parcela y el largo y ancho de los senderos entre parcelas. Determine dónde irán los cobertizos para herramientas, la zona para desechos, las áreas de descanso y los baños portátiles (recomendados). El diseño del riego debe incluir si habrá grifos o llaves de agua en cada parcela, un sistema de riego por goteo o aspersores para toda la huerta o un sistema de irrigación de surcos con la pendiente apropiada desde la zanja principal de riego.

Las parcelas nuevas probablemente se deberán arar el primer año con un tractor para romper la capa dura y mejorar el drenaje. La aplicación de compost ayudará a mejorar el suelo cultivable. Después de nivelar el suelo, se debe instalar el sistema apropiado de riego y demarcar las parcelas y los senderos con estacas. Se pueden usar “camas” (cajas de cultivo) elevadas en algunos terrenos donde la calidad del suelo es pobre. Se pueden usar tablas o ladrillos para demarcarlas y pueden rellenarse con tierra mezclada con compost. Cubrir con mantillo (mulching) los senderos ayudará a controlar las malezas y prevenir los problemas de lodo. Para guardar las herramientas se puede usar un cobertizo que se pueda cerrar con llave. Las áreas de descanso con sombra servirán como resguardo del sol. Se recomienda instalar baños portátiles y es primordial tener un botiquín de primeros auxilios.

Las parcelas deben cubrirse con mantillo para conservar agua y reducir problemas de maleza. En sistemas de riego de surcos se debe establecer un horario de riego. En sistemas de irrigación por goteo se debe colocar un controlador que permita abrir y cerrar el agua de forma automática y evitar así el desperdicio de agua o que se inunde la huerta.

Es mejor manejar las huertas como si fuesen huertas orgánicas o libres de pesticidas para prevenir problemas de responsabilidad entre los participantes. Se deberían utilizar técnicas de horticultura a fin de economizar espacio y no crear sombra o competir con otras parcelas del proyecto. Los cultivos de enredadera necesitan estacas o espalderas.

La huerta debe tener un tablero para anuncios, protegido de la lluvia, donde se puedan colocar mensajes y jornadas de trabajo o eventos educativos. Se puede invitar y atraer a participantes o voluntarios por medio de avisos, afiches, anuncios y artículos en el periódico local. Es importante establecer buenas relaciones entre la huerta comunitaria y los negocios locales. Se pueden donar verduras y frutas que sobren a los bancos de alimentos locales, misiones que brindan ayuda y otras entidades caritativas.

 

Tomado de “Cómo empezar una huerta comunitaria de verduras” escrito por George Dickerson, especialista en Horticultura, y revisado por Ron Walser, especialista en pequeñas granjas urbanas, publicado por el Servicio de Extensión Cooperativa de la Facultad de Agricultura y Economía Doméstica de la New Mexico State University.

Estructuras de Protección para el Huerto Urbano. Parte II.

El ingenio humano ha desarrollado múltiples soluciones para proteger los cultivos. En esta entrada haré referencia al método que considero es uno de los que mejor se adapta a la agricultura urbana. Me refiero a los microtúneles.

Los microtúneles son pequeñas estructuras, sencillas, de fácil instalación y económicamente accesibles, que soportan una malla o pantalla, elaborada con materiales transparentes o semitransparentes, la cual provee protección temporal al cultivo. En general, son utilizados para proteger los cultivos en sus primeras etapas, contra los agentes climáticos, plagas y enfermedades.

La estructura del túnel está conformada por una hilera de arcos (pueden ser de tubos, mangueras o alambre grueso) entre los cuales se tiende la malla facilitando su apertura durante las horas diurnas. Poseen una altura que varía de 0.5 a 1 m, cubriendo una o más hileras de cultivo.

Las ventajas de los microtúneles son muchas, entre ellas podemos mencionar:

  • Protegen los cultivos de la lluvia, viento, granizo, heladas, insectos, pájaros, gallinas, entre otros.
  • Reducen el uso de agroquímicos, lo que incide en la disminución de los costos de producción.
  • Aumenta los rendimientos y la calidad de las cosechas.
  • Mantiene las temperaturas del aire y del suelo permitiendo un mejor desarrollo de las plantas.
  • Se pueden obtener cosechas en casi cualquier época del año y en algunos casos en menos tiempo.

Los componentes de un microtúnel son:

  • Arcos.
  • Cobertura.
  • Sujeción de cobertura.

Para los arcos se deben utilizar materiales flexibles, sin rugosidades o aristas que puedan dañar el polietileno de cobertura como la madera, el metal, el plástico o la combinación de estos.

El polietileno de cobertura debe permitir el mayor ingreso de luz posible (radiación), retener el calor, ser flexible, de fácil manejo, con tratamiento ultravioleta (UV).

Para el sistema de sujeción se debe contar con estacas, hilos, ganchos y alambre. La sujeción es uno de los puntos más importantes a tener en cuenta porque determinará no sólo el ajuste de la cobertura, sino también la fortaleza de toda la estructura.

Dimensiones. 

Estas estructuras deben cubrir sólo el cantero o platabanda del cultivo. Así se logrará la resistencia a las cargas (principalmente aquéllas generadas por el viento o la nieve), de los arcos que conforman la estructura. Por otro lado, debe facilitar el trabajo desde los lados, permitiendo realizar las tareas con el alcance del brazo del operario.

Se recomienda que las dimensiones estén relacionadas con el ancho del cantero y del material de cobertura a utilizar al igual que con la altura que adquirirá el cultivo al momento de la cosecha. El cantero a cubrir no debería superar el metro de ancho (cultivo de hortalizas de hoja). Con este ancho se podrá realizar un microtúnel de unos 0.50 a 0.60 metros de altura y el perímetro del arco será de unos 2 metros, que coincide con la medida estándar de los rollos de polietileno que existen en el mercado.

En cuanto al largo conviene hacerlos de un múltiplo de 2 metros,  distancia recomendada entre los arcos a lo largo del microtúnel.

¿Qué ocurre dentro del túnel?

El sistema aprovecha el efecto producido por la radiación solar que, al atravesar un vidrio u otro material traslúcido, calienta los objetos que hay adentro; estos, a su vez, emiten radiación infrarroja, con una longitud de onda mayor que la solar, por lo cual no pueden atravesar los vidrios a su regreso, quedando atrapados y produciendo el calentamiento. Las emisiones del sol hacia la tierra son en onda corta mientras que de la tierra al exterior son en onda larga. La radiación visible puede traspasar el vidrio mientras que una parte de la infrarroja no lo puede hacer.

El cristal o plástico usado para un invernadero trabaja como medio selectivo de la transmisión para diversas frecuencias espectrales, y su efecto es atrapar energía dentro del invernadero. El efecto neto es la acumulación de calor y el aumento de la temperatura del recinto.

Microtúneles listos para armar.

En muchos países ya se pueden adquirir  kits listos para armar, muy prácticos, diseñados para las personas como nosotros que nos estamos iniciando en la horticultura urbana. El que aquí te muestro incluye la cubierta plástica, los arcos flexibles para armar el túnel, piquetes de extremo e hilos elásticos.

microtunel

Si tienes mesas de cultivo también puedes emplear malla de sombreo para proteger tus preciadas hortalizas. La malla térmica protege contra el frío, aumentando la temperatura del interior unos 5° C, pero es permeable al agua y al aire. Este tipo de malla no genera los problemas de exceso de temperatura y humedad de los plásticos impermeables y, por lo tanto, no aumenta la incidencia de enfermedades ni necesita ser abierto para ventilar cada día.

Las mallas de sombra reducen en un 30% la radiación solar reduciendo el estrés por exceso de transpiración. Además, dificultan el acceso de gatos o pájaros a nuestro huerto. Estas estructuras crean una protección contra el exceso de viento al colocar la malla en el lado más expuesto al viento dominante.

 

Y para aquellos que prefieran modelos más aerodinámicos existen cosas como éstas, verdaderamente impactante$$$$.

 

 

 

 

 

 

Sistema casero de captación de agua de lluvia

Cada vez somos más los que vivimos en áreas urbanas.

Y no solo aumenta el número de habitantes sino que el ritmo de crecimiento es tal que no permite la creación de las infraestructuras necesarias para brindar entre otros, acceso suficiente al agua y al saneamiento. Adicionalmente, el Cambio Climático afecta de forma muy importante al sistema urbano del agua y con ello, al abastecimiento de agua para regar nuestros huertos.

Los cambios en los patrones de precipitación, debido al aumento de la temperatura global, afectan la cantidad de agua disponible. Por eso, vemos cada vez con más frecuencia:

  • Cambios en la distribución y la cantidad de las precipitaciones (sequías-tormentas).
  • Aumento de la evapotranspiración y de la reducción de la humedad de la tierra.
  • Cambios en la vegetación.
  • Aumento del riesgo de incendios forestales.
  • Aumento de inundaciones costeras a causa de la elevación del nivel del mar.

Pero este panorama un tanto deprimente no debe hacernos desistir de la idea de establecer nuestra huerta en casa. De nuestra capacidad de adaptación a todos estos cambios dependerá si logramos o no superar los obstáculos y avanzar. Así que, aquí te muestro el diseño de un sistema que te permitirá recolectar el agua de la lluvia y con ella, regar las plantas de tu huerta. Aunque está pensado para un espacio amplio (como una terraza), estoy segura que nuestra inventiva permitirá adaptarlo al balcón.

La información que sigue a continuación ha sido extraída del Manual “Tecnologías apropiadas para el suministro de agua en situaciones de emergencia” publicado por la Organización Panamericana de la Salud Filial Colombia (OPS/OMS) con el fin de facilitar la capacitación de las autoridades y los habitantes de varios departamentos colombianos que han sufrido las consecuencias de varios desastres naturales.

El sistema se basa en la recolección de las aguas de lluvia de los techos de las viviendas para ser almacenadas en tanques. Es útil en zonas lluviosas, que, en épocas de sequía, utilizan agua de fuentes superficiales o se alterna con otro sistema de abastecimiento. También es apropiado para zonas que carecen de fuentes de agua permanente o de buena calidad, siempre que el techo esté en buen estado.

Componentes y diseño del sistema.

  1. Captación: Utiliza la superficie del techo de una vivienda donde se recolecta el agua de lluvia. El techo puede ser de tejas o cinc.
  2. Recolección y conducción: se realiza mediante una canaleta-canal, que reúne el agua del techo y la conduce mediante tubos a un tanque. La canaleta debe estar bien asegurada al techo para evitar fugas de agua.
  3. Bajante: es la tubería de PVC que conduce el agua de las canaletas al tanque de almacenamiento y al tanque interceptor.
  4. Tanque interceptor: es un tanque de 120 litros instalado en la parte inferior del bajante, en donde se recolecta el agua.
  5. Conexión al tanque: es un tubo de PVC, que se conecta mediante una T que actúa como desvío del agua hacia el punto de salida. Puede adicionarse una válvula de cierre rápido que optimice el desvío del agua.
  6. Rebose: es el codo o tubo de PVC instalado en la parte superior del tanque de recolección, por donde sale el agua sobrante una vez que el tanque se ha llenado.
  7. Tanque de recolección: la recolección de las aguas de lluvia se realiza en tanques que deben ser:
    • Impermeables, para evitar pérdidas por goteo o transpiración.
    • Hermético: para evitar contaminación, el ingreso de luz solar y la proliferación de insectos.
    • Accesible y con abertura amplia para realizar la limpieza y reparaciones.
  8. Otros accesorios: son los grifos y tuberías de conducción del agua de un tanque a otro.

recolección agua lluvia

El sistema originalmente incluye un tanque con filtro de arena, ya que el propósito del proyecto es que las personas puedan utilizar el agua para el consumo humano. Ya que nosotros utilizaremos el agua recogida para el riego de nuestro huerto, no necesitaremos este tanque-filtro.

Si vamos a almacenar el agua en una azotea o terraza, tendremos que tener en cuenta el peso de los tanques llenos, para lo cual nos aseguraremos primero que el suelo soporte satisfactoriamente dicho peso.

Se diseñará una estructura apropiada de soporte del sistema de recolección de agua de lluvia, acondicionando pilotes elaborados con madera resistente al agua, por ejemplo. Dependiendo de la altura a la que se encuentren las canaletas de recolección, los tanques deberán colocarse a una altura del suelo de entre 80 cm y 1,20 metros.

La recolección de las aguas de lluvia se realiza por medio de una canaleta de PVC bien asegurada a la parte inferior del techo, su dimensión dependerá de la superficie de captación, con una pendiente de 2 al 4% que permita la recolección adecuada del agua.

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A la canaleta se le acondiciona un tubo de PVC de 2,5” que servirá de bajante por el cual pasa el agua a un tanque interceptor de 120 litros, que contiene un flotador que controla el nivel de agua y un grifo para extraerla. Al llenarse el tanque interceptor, el agua se devuelve a los tanques de almacenamiento de 1000 litros.

Se debe adaptar una T al bajante de manera que permita el flujo del agua hacia los tanques de almacenamiento de 1000 litros cuando el flotador del tanque interceptor no permita más flujo de agua.

Se deben instalar los grifos de ½” a los tanques de almacenamiento por donde se obtendrá el agua para regar nuestras hortalizas.

Llenado del tanque.

  • Dejar llenar inicialmente el tanque interceptor para que el agua de las primeras lluvias limpie el techo, canaleta y tubos.
  • Cerrar el grifo del tanque interceptor.
  • Cuando el tanque interceptor se llene, rebosará el agua por el codo y pasará al tanque de almacenamiento.

Se recomienda realizar reparaciones o reemplazar las canaletas, grifos, accesorios, cuando se presenten fugas. De igual manera verificar el estado de los techos y cubiertas que son utilizados para la recolección del agua de lluvia.

Es necesario realizar la limpieza de las paredes internas de los tanques para evitar el crecimiento de material vegetal, algas, hongos y la proliferación de contaminación bacteriana del agua en reposo.

En Internet encontrarás muchos ejemplos ingeniosos en los cuales podrás inspirarte, de toda clase de sistemas de captación pluvial, desde el más sencillo al más tecnificado. Este es uno de ellos:

Técnicas de Riego

El tamaño de la huerta, el coste de los sistemas y el tiempo que se quiera dedicar al cuidado de las plantas determinarán la elección del sistema de riego a emplear. Si se riega a mano, se pueden corregir carencias de agua más fácilmente asegurándose de que ningún rincón quede sin regar. Pero si se opta por un sistema mecánico, hay que elegir meticulosamente la mejor ubicación de los aspersores, difusores y goteos para asegurar una cobertura perfecta a todas las plantas.

Existen diferentes métodos de riego:

  • Riego manual, con regadera o manguera.
  • Riego de superficie, que cubre toda la superficie cultivada o casi toda (riego por inundación o a manta).
  • Riego por aspersión, que imita a la lluvia.
  • Riego por goteo, que aplica el agua gota a gota, solamente sobre el suelo que afecta a la zona radicular.
  • Riego subterráneo de la zona radicular, mediante contenedores porosos o tubos instalados en el suelo.

El riego de superficie y por aspersión, se consideran riego convencional. El riego de superficie no requiere operar ni mantener equipos hidráulicos complejos por lo cual es la técnica más comúnmente empleada por los pequeños agricultores.

El riego por goteo y el subterráneo son dos tipos de riego localizado, cada vez más popular por su máxima eficacia, ya que aplica el agua solamente donde es necesaria, siendo las pérdidas pequeñas. Ambas tecnologías se basan en la aplicación frecuente de pequeñas cantidades de agua directamente a las raíces de los cultivos.

Riego con regadera.

El riego manual con regadera es el sistema óptimo para un huerto muy pequeño o con pocos recipientes (3 o 4 macetas). Se recomienda realizar el riego poco a poco para evitar la formación de grietas en el sustrato. Este es un problema habitual cuando se aplica el agua demasiado deprisa, provocando que el agua se escurra por las grietas saliendo por debajo antes de llegar a empapar de forma adecuada el sustrato.

El riego manual garantiza entregar agua directamente a las plantas y evita despilfarros. En cualquier caso, hay que asegurarse de que se riega profundamente. Para esto hay que tomarse el tiempo necesario, prestar un interés especial por la zona que se riega y conocer algunas pequeñas técnicas, como las que siguen:

  • Regar por abajo, o colocar la maceta sobre un plato de agua durante un corto espacio de tiempo -una hora como máximo- esperando a que las raíces absorban el líquido. Si al cabo de este tiempo queda agua en el plato, deberá retirarse: significa que la planta no tiene más sed. La ventaja de esta fórmula, sólo válida para macetas, es que se logra no compactar el substrato. La desventaja, que a la larga se acumulan sales minerales en su tercio superior.
  • Imitar la lluvia. Según el tipo de substrato, la mejor forma de regar es echar el agua por encima lentamente (como si aliñáramos una ensalada). Y en previsión de que la parte inferior del substrato quede empapada mientras la superior aparente estar seca, hay que introducir un dedo en el sustrato para comprobar su humedad y decidir la cantidad de agua que todavía necesita. A menudo bastará con humedecer el tercio superior del substrato, ya que el agua ya bajará hasta la parte inferior. En estas operaciones el agua no sale por los orificios de abajo.

Si se utiliza una manguera, es importante no regar directamente, sino colocar en su extremo algún accesorio que pulverice el agua.

Riego por goteo

Una opción alternativa y más beneficiosa es el riego por goteo. Básicamente consiste en tender unas mangueras perforadas a distancias regulares, que gotearán agua generando una zona húmeda localizada en torno a la planta, únicamente donde es necesaria.

Al reducirse la zona húmeda se reduce la cantidad de maleza y las pérdidas por infiltración profunda o escorrentía superficial. Además, si instalamos un programador de riego asociado, se pondrá en marcha el riego automáticamente sin necesidad de estar presentes.

El riego por goteo necesita un sistema que dé presión al agua para distribuirla por tuberías instaladas sobre el terreno, que están dotadas de emisores que vierten de 1 a 10 litros por hora. Aunque la tecnología es simple requiere cierta inversión y un mantenimiento cuidadoso, ya que los goteros pueden obstruirse fácilmente. Los resultados obtenidos señalan una reducción en el consumo de agua del 30 al 60 por ciento en comparación con la técnica convencional de riego de superficie.

En el caso de que tengamos un huerto relativamente grande y sobre todo si en la época de verano recibimos mucha insolación, es de gran ayuda la instalación de un sistema de riego por goteo con programador. Este sistema nos va a permitir controlar el caudal de riego y la frecuencia de una forma más exacta, aportando al sustrato el agua que necesita, sin malgastarla y sin provocar excesos de riego que suponen el lavado de nutrientes fundamentales.

Para instalarlo, conectamos a la salida del grifo el programador que abre y cierra el grifo en función de lo que nosotros le marquemos (normalmente tienen 2 variables: frecuencia de riego y duración de cada riego), a continuación del programador es necesario conectar un reductor de presión que disminuye la presión del agua de la red, haciéndola adecuada a la presión recomendada para los goteros. Por último, también se recomienda colocar un filtro que retenga la cal y otras impurezas del agua evitando la obstrucción de los goteros.

Riego de superficie (a manta, por inundación).

En el riego a manta el agua no se encuentra bajo presión y se aplica al suelo a través de surcos o inundando parcelas de terreno bajo. Lógicamente este sistema es el que más agua consume, aparte de que si el aporte es en exceso, puede provocar el arrastre de nutrientes del suelo, la proliferación de enfermedades o la compactación del suelo.

Riego por aspersión.

El riego por aspersión se asemeja más al modo en que las plantas reciben el agua de lluvia y emplea menor volumen de agua. El inconveniente principal de este riego es que al mojar periódicamente la parte aérea de las plantas se corre el riesgo de causar daños a la floración, fomentar la proliferación de hongos o provocar quemaduras foliares.

Otros sistemas.

En el caso de no disponer en nuestro balcón o terraza de una toma de agua, podemos optar por montar el riego a partir de un depósito, el cual será colocado en altura para permitir que el agua circule por gravedad. También existe la posibilidad de disponer de un depósito que recoja el agua de lluvia conectado a la bajante de aguas pluviales, aprovechando de esta forma esta agua que es de mejor calidad que la del grifo.

Por último, comentar la opción de las jardineras con autoriego, que disponen de un depósito de agua en la parte baja que mantiene húmedo el sustrato permanentemente. Este sistema puede dar buenos resultados sobre todo en las hortalizas menos exigentes con el agua.

Fuente: Eroski Consumer

El riego del huerto urbano. Introducción.

El riego es la clave para el éxito de nuestro huerto y será la tarea en la que probablemente invertiremos más tiempo.  La frecuencia, cantidad y horario de los aportes de agua dependerán del tipo de huerto, de las características del suelo, de la época del año y de la necesidad hídrica de cada hortaliza.

En el caso del cultivo en recipientes, la poca profundidad del sustrato disminuye su capacidad de almacenamiento de agua y la pérdida por evaporación es mayor, por lo que se requiere un control más estricto de la humedad del sustrato, aportando riegos frecuentes con una baja cantidad de agua cada vez, pero dejando intervalos sin aportes de agua que propicien la aireación de la tierra o el sustrato. Una capa de acolchado permitirá mantener la humedad y proteger el suelo del exceso de insolación.

Acolchado o mulching: Capa protectora con la que se cubre el suelo para mantener la humedad del suelo y evitar el crecimiento de malas hierbas. Se utilizan materiales orgánicos como paja o corteza de pino, e inorgánicos como gravas y gravillas. El espesor mínimo es de 5 cm.

Si se supera la cantidad máxima de agua que puede retener el sustrato, la que sobre saldrá por el orificio de drenaje, lo cual debemos evitar para que las plantas no pierdan elementos nutritivos.

En el trópico, en donde el sol y las temperaturas elevadas son nuestros fieles acompañantes durante prácticamente todo el año, regaremos por la mañana muy temprano o al anochecer, para minimizar las pérdidas de agua por evaporación y las quemaduras foliares. Con la práctica, aprenderemos a regar con la frecuencia y cantidad adecuadas para cada momento, de modo que el huerto mantenga un estado de humedad óptimo.

Es recomendable que una sola persona se responsabilice del riego para evitar que esta tarea se deje de hacer o por el contrario, se duplique.

Regando el huerto

Fuente: Pequeño Manual del Cultivo en Azoteas. Ecologistas en Acción, Palmas de Gran Canaria.

Más consejos(*):

  • Toca la tierra o introduce un lápiz para comprobar si está húmeda.
  • No riegues en exceso, es mejor quedarse un poco corto de riego y regar más veces que encharcar la planta.
  • Comprueba que la maceta drena bien. Evitarás pudriciones de raíces.
  • Ten en cuenta que las macetas de terracota (de barro) necesitan regarse más a menudo que las de plástico ya que evaporan más agua. Y que las macetas pequeñas, al tener menos tierra, retienen menos cantidad de agua por lo que necesitan riegos más seguidos que las grandes.
  • Nunca riegues en las horas centrales del día, ya que se pierde mucha agua por evaporación.
  • Si cuentas con suficiente espacio, divídelo por zonas de riego, de acuerdo a las diferentes necesidades de agua de las plantas y por sistemas de riego, para un mejor aprovechamiento del agua.
  • Hojas con los bordes amarillos, con las puntas de las hojas secas que se marchitan y se caen nos indican una falta de humedad.
  • Si por el contrario salen manchas mohosas en las hojas o en los tallos se debe a un exceso de humedad o a un mal drenaje de la maceta.
  • Cuando reguemos hay que intentar no mojar las plantas, lo que favorecería la proliferación de enfermedades, por eso evita regar con una manguera. El mejor sistema para regar es por goteo, que además de ahorrar agua, nos permite automatizarlo, facilitándonos de esta manera el trabajo.

Algunas hortalizas necesitan mayores aportes de agua que otras:

De poco riego: ajos, cebollas, tomillo, espliego, romero, orégano, manzanilla.

De riego regular: tomates, pimientos, acelgas, habas, guisantes, judías, zanahorias, nabos, remolachas, rábanos, pepinos, salvia, albahaca, caléndula.

De riego abundante: puerros, coles, apios, acelgas, alcachofas, calabacines.

*Lidl Jardín.

Soporte de las hortalizas.

A medida que nuestras hortalizas crecen, sus tallos corren el riesgo de romperse por el peso de los frutos. Por ello, se hace imprescindible el uso de tutores como sostén para mantener la planta erguida y facilitar las labores de recolección y de podas de mantenimiento. Al aumentar la aireación y la luminosidad y mantener a la planta alejada del suelo, se favorece la producción de un fruto de mejor calidad, reduciendo la incidencia de enfermedades y aumentando su rendimiento.

Tutorar (rae): Poner tutores (caña o estaca que se clava al pie de una planta para mantenerla derecha en su crecimiento).

Aunque ha sido una práctica tradicional de los agricultores colocar estructuras de soporte a sus cultivos, utilizando estacas y “cabuya” (cuerda de fibra de pita), con el desarrollo de la agricultura bajo cubierta o en invernaderos a gran escala, se han diseñado nuevos sistemas de tutorado.

Básicamente consiste en aprovechar la infraestructura metálica con la que está construido el invernadero. Se hacen pasar por encima de las hileras del cultivo, alambres delgados a una altura de unos dos a tres metros. Cada plantita se amarra al alambre con hilo o cordel de polipropileno o rafia agrícola. Con el uso de estos tutores verticales de rafia, se dejan una o dos ramas principales por planta, podándose todas las ramas laterales que vayan apareciendo. A medida que cada tallo va creciendo, se va enrollando en el hilo vertical que sirve de soporte.

Tutorado tipo holandés. En este sistema el hilo está amarrado alrededor de un colgador (percha) de plástico o de metal, que posibilita su liberación y alargamiento según el crecimiento de la planta. El manejo del tutorado consiste en ir “enrollando” o “amarrando” el tallo principal alrededor del hilo. Para amarrar el hilo al tallo existen hoy en día, anillos especiales de plástico que facilitan el trabajo y evitan el daño que el enrollado pueda causar al tallo.

Haz click aquí para ver cómo se instala un tutorado tipo holandés.

Ya que nuestro huerto es pequeño, con utilizar estacas de caña y cordel creo que será suficiente. Se debe tener cuidado al atar la planta a la estaca, no apretar mucho para evitar lastimaduras o estrangulamientos. Puedes adquirir las estacas o tutores de madera en las casas especializadas en paquetes de varias unidades y de diferentes longitudes. La inventiva humana no tiene límites, así que creo que no será necesario realizar un gasto elevado para mantener nuestras plantas hermosas y rozagantes. Fíjate por ejemplo, en este peculiar macetero con tutor:

Diseño y Planificación del Cultivo

Al planificar el huerto, tendremos en cuenta el ciclo del cultivo (desde la siembra hasta la cosecha) el cual varía según la especie y la variedad (ciclo corto/largo, ciclo primavera/invierno) y el clima (temperatura, radiación solar).

Hay plantas adaptadas a todo tipo de condiciones ambientales: climatológicas (temperatura, humedad, insolación), hidrológicas (frecuencia, cantidad, calidad del agua) y edafológicas (pH, nutrientes, estructura, textura).

En el trópico, que es donde yo vivo, el patrón de sólo dos periodos estacionales claramente diferenciados (época de lluvia-época de sequía), con poca variación térmica, medios/altos índices de humedad y alto grado de insolación, da como resultado que disfrutemos de un clima muy apropiado para cultivar numerosas hortalizas todo el año.

El ciclo vegetativo.

Es el tiempo desde que plantamos o sembramos hasta que podemos hacer la recolecta. Los tiempos son sólo orientativos, ya que pueden variar dependiendo de varios factores, tales como la temperatura, la variedad de la hortaliza (una misma hortaliza puede tener diversas variedades), con ciclos más cortos o más largos, etc.

Fecha para trasplantar.

El día de la siembra se coloca el nombre de la hortaliza sembrada y su fecha de siembra, así podemos saber el día que se deberá hacer el trasplante de cada una de ellas, ya que hay hortalizas que necesitan ser trasplantadas antes que otras, por ejemplo:

Albahaca (deben pasar unos 30 días desde la siembra para ser trasplantada), Acelga (15 días), Cebolla (21 días), Coliflor (15 días), Espinaca (15 días), Lechuga (15 días), Zanahoria (15 días), Menta (1 mes).

Debemos tener en cuenta que queremos cultivar para consumo propio. Así que, si comemos una lechuga por semana, cada semana hay que plantar una lechuga. A esto se le llama “escalonamiento”. Si cultivamos muchas lechugas, al momento de la recolecta no sabríamos qué hacer con tantas y se nos pueden estropear. Conviene sembrar las hortalizas con un intervalo de dos a tres semanas y en cantidades que dependan del consumo de la familia.

El escalonamiento consiste en sembrar pequeñas cantidades de la misma hortaliza a intervalos de tiempo semejantes para cosechar hortalizas durante todo el año. El escalonamiento permite mantener el huerto en constante producción de hortalizas aprovechando mejor el espacio. El requisito fundamental para cumplir con el escalonamiento es conocer el tiempo que tarda cada hortaliza desde que se siembra hasta el momento de la cosecha.

Modificar el período de siembra influye en el momento de la recolección. En lugar de cosechar 20 kilos de judías verdes a la vez, escalonando la siembra se puede extender la recolección a lo largo de dos meses y recolectar cada semana sólo 1 kg de judías. Esto evitará tener que almacenar mucho, lo que aumenta el riesgo de ataques de insectos, de enfermedades y de podredumbre.

La siembra en semillero permite tener el control sobre el desarrollo de la planta, eligiendo previamente la fecha del trasplante.

Asociación de cultivos.

Asociar significa aprovechar al máximo el espacio con cultivos que no tengan las mismas necesidades y por tanto no compitan por el agua, los nutrientes o la luz. Así se crea un ecosistema diverso y aumenta la calidad y cantidad de las cosechas. Esta es una de las prácticas fundamentales en agricultura ecológica. Básicamente consiste en combinar cultivos buscando un beneficio en relación a la protección frente a plagas o el aprovechamiento de los recursos (agua, luz o nutrientes). Las asociaciones positivas suelen producirse entre hortalizas muy diferentes (de diferentes familias y con diferentes partes aprovechables) ya que no competirán por los mismos nutrientes, ni por la luz y tampoco tendrán las mismas plagas o enfermedades.

La información que escribo a continuación se refiere al caso en el que el recipiente que utilicemos sea un contenedor o mesa de cultivo de unos 90 centímetros de ancho por 125 centímetros de largo y 25-30 centímetros de profundidad.

Es importante combinar los cultivos de un mismo recipiente en el espacio y en el tiempo teniendo en cuenta sus ciclos. Podemos combinar hortalizas de ciclo largo con otras de ciclo corto, de forma que mientras las primeras se van desarrollando podemos cosechar las segundas aprovechando el espacio sin provocar ningún perjuicio. Un ejemplo puede ser el tomate (ciclo largo) con la lechuga (ciclo medio) y el rábano (ciclo corto). En este caso recolectaremos primero los rábanos, antes de que puedan llegar a estorbar a las lechugas, las cuales recolectaremos a continuación, antes de que la tomatera sea demasiado grande y empiece a producirle sombra.

Cuanto más parecidas son las plantas, más incompatibilidades muestran, ya que tienen parecidas necesidades: las raíces y las hojas ocuparán el mismo espacio y serán sensibles a las mismas plagas o enfermedades.

Para asociar cultivos correctamente, procuraremos que nuestras plantas:

  • Sean de diferentes familias, para que no tengan necesidades demasiado parecidas ni sean sensibles a las mismas plagas.
  • Tengan ciclos de diferente duración, para que una vez cosechadas, las de ciclo corto o medio quede espacio para el desarrollo de las de ciclo largo.
  • Tengan distintas partes aprovechables ya que su necesidad de nutrientes y espacio serán distintas.
  • Sean de distintos tamaños, para aprovechar mejor el espacio, colocando plantas pequeñas entre las grandes.

Para el centro del contenedor elegiremos plantas de ciclo largo y tamaño grande (tomate, pimentón, pepino, melón, sandía, guisante, col).

En los laterales asociaremos plantas de diferentes familias y partes comestibles, de porte mediano y de ciclo largo/medio (ajo, cebolla, zanahoria, lechuga).

Las hortalizas más pequeñas y de ciclo corto ocuparán el espacio libre (rábano).

La amplia mayoría de las especies de hortalizas se toleran y se influyen favorablemente unas a otras; un número muy pequeño no se toleran y se influyen mutuamente de manera negativa y un tercer grupo no influyen ni positiva ni negativamente en el crecimiento del resto de especies. Partiendo de la competencia entre especies, deberemos combinar plantas con sistemas radiculares y foliares diferentes, es decir, con raíces a diferentes profundidades y con hojas que no compitan por la captación de la luz. Muchas hortalizas y plantas aromáticas se asocian bien con otras especies ya que evitan o minimizan sus plagas: cebollas y puerros repelen la mosca de la zanahoria, romero, tomillo y hierbabuena repelen la mosca blanca de los repollos, la albahaca evita la aparición de los pulgones negros de las matas de judías, el ajo combate el mildiu, etc.

Rotación de Cultivos.

Consiste en alternar en el tiempo y en el mismo espacio, la plantación de especies de distintas familias y por tanto, con distintas necesidades. Alternando plantas de distinta variedad, logramos que no se agoten los nutrientes del sustrato, interrumpimos la propagación de plagas y enfermedades y obtenemos una producción más variada. En el caso del cultivo en recipientes tendremos que tener muy en cuenta no plantar la misma especie en un mismo recipiente dos veces seguidas, ya que es probable que el cultivo anterior haya agotado algunos nutrientes específicos y por tanto si repetimos la misma planta tendrá deficiencias. Además, si repetimos cultivo, tenemos más probabilidad de que la planta adquiera alguna enfermedad o plaga del cultivo anterior. A la hora de elegir las rotaciones tendremos en cuenta que después de un cultivo exigente en nutrientes será interesante cultivar una hortaliza poco exigente y/o mejorante (habas, cebollas, ajos).

Las plantas a alternar deben ser:

  • De distintas familias.
  • Con distintas partes comestibles (hortalizas de hojas, de bulbo, de raíz, de fruto, de vaina, de grano).
  • Con distintas exigencias nutritivas (muy exigentes, medianamente exigentes, poco exigentes, mejorantes).

Por ejemplo:

Del tomate (Solanácea, muy exigente, fruto), rotamos a

→ Habichuela (leguminosa, mejorante, vaina), rotamos a

→ Lechuga (compuesta, medianamente exigente, hoja), rotamos a

→ Cebolla (liliácea, poco exigente, bulbo).

La información que aparece en esta entrada ha sido extraída de tres manuales increíbles que les invito a revisar y mantener como libros de cabecera:

El Pequeño Manual del Cultivo en Azoteas, publicado por Ecologistas en Acción de las Palmas de Gran Canaria.

El Manual de Huertos Sostenibles en Casa, editado por la Diputación de Alicante.

El Huerto Urbano Ecológico, publicado por el Ayuntamiento de Madrid.

Abonos Orgánicos.

Los abonos orgánicos son productos cuya función principal es aportar nutrientes para las plantas y mejorar la estructura del suelo. Son materiales cuya eficacia para mejorar la fertilidad y la productividad de los suelos ha sido demostrada.  Se obtienen a partir de la descomposición de restos de origen orgánico (animal o vegetal).

Para poder ser absorbidos por las plantas, los abonos orgánicos necesitan ser transformados. Son abonos orgánicos el estiércol de ganado, el mantillo, los compost rurales y urbanos, el humus, el guano, los residuos de cultivos, etc.

El estiércol es un material orgánico empleado para fertilizar la tierra, obtenido a partir de excrementos de animales. Está compuesto generalmente por heces y orina de animales domésticos. Los más utilizados son los de ganado vacuno, ovino, caballo y gallinas.  Puede presentarse mezclado con material vegetal como paja, heno o material de cama de los animales. Aunque el estiércol es rico en nitrógeno, fósforo y potasio, comparado con los fertilizantes sintéticos sus contenidos son menores y se encuentran en forma orgánica. Puede aplicarse en mayor cantidad para alcanzar las cantidades que necesita el cultivo, pero en general, el nitrógeno es menos estable y está disponible por menos tiempo en el suelo. Es rico en materia orgánica, por lo que aumenta la fertilidad del suelo y mejora su capacidad de absorción y retención de agua.

El compost es un abono obtenido a partir de restos orgánicos que se descomponen de forma aeróbica (con alta presencia de oxígeno). Tiene bajo contenido en nutrientes pero mejora la estructura del terreno.

El humus es materia orgánica descompuesta, amorfa y de color marrón oscuro de los suelos, que ha perdido todo indicio de la estructura y la composición de la materia vegetal y animal a partir de la que se originó. Por tanto, el término humus se refiere a cualquier materia orgánica que ha alcanzado la estabilidad y que se utiliza en la agricultura para enmendar el suelo. Es pobre en nutrientes pero tiene propiedades biológicas beneficiosas para el terreno ya que mejora su estructura y activa los microorganismos del suelo. El producto de la lombriz suele llamarse equivocadamente humus, cuando en realidad debe llamarse vermicompost.

El mantillo, acolchado orgánico o “mulch”, es una capa de materia orgánica que se extiende sobre la superficie del suelo alrededor de la planta; este material se va descomponiendo con el correr del tiempo, funcionando como abono orgánico. Se puede utilizar con este propósito la corteza de árboles, compost, restos de césped, hojas, heno, paja, desechos de la cocina, aserrín, cáscaras, astillas de madera, estiércol, etc.

Adicionalmente puede ser que alguna vez escuches sobre los “abonos verdes”: son plantas cultivadas que se incorporan generalmente durante el período de floración, con el fin de realizar una mejora agronómica. Se sitúan entre dos cultivos principales y su función principal es complementar la nutrición de los cultivos a través de la fijación de nitrógeno libre o haciendo disponibles nutrientes que de otra manera serían inaccesibles o se perderían. Es el caso de las leguminosas (guisantes, habas, garbanzos, lentejas) las cuales son capaces de fijar el nitrógeno desde el aire. Algunas plantas de raíz profunda utilizadas como abono verde bombean los nutrientes desde capas profundas del suelo hasta la superficie. Además, disminuyen o anulan la erosión y ayudan a controlar el crecimiento de hierbas y la presencia de plagas y enfermedades.

Clases de fertilizantes.

Aunque no soy muy amiga de los fertilizantes, en algún momento quizás tengamos que recurrir a ellos, por lo que es necesario conocer sus presentaciones y la forma en que deben aplicarse.

Un fertilizante mineral es una sustancia de origen inorgánico destinada a abastecer y suministrar los elementos químicos al suelo para que la planta los absorba. Se trata por tanto, de una reposición o aporte artificial de nutrientes.

Los fertilizantes se comercializan en estado sólido o líquido.

1.- Los sólidos pueden encontrarse en forma de:

1.1.- Polvo. Es usado tanto en hidroponía como en el cultivo tradicional. Puede aplicarse directamente (como polvo) o diluirse en agua (como solución nutritiva).

1.2.- Granulados y macro-granulados. La forma de los granulados (en partículas de 1 a 4 mm), permite una dosificación más precisa, libera los nutrientes de forma gradual y ayuda a que la distribución sobre el terreno sea más uniforme. Los macro-gránulos están constituidos por gránulos grandes, de 1 a 3 centímetros de diámetro e incluso mayores. Liberan de forma progresiva los elementos nutritivos.

1.3.- Pastillas. Son fertilizantes completos, nutritivamente balanceados. Los hay para plantas de flor y de hoja.

1.4.- Bastones. De forma alargada, se introducen en el suelo y de esta forma el fertilizante concentrado es liberado paulatinamente.

2.- Los líquidos alcanzan un gran rendimiento y uniformidad en la aplicación sobre el terreno, directamente o disueltos en agua. Las plantas los absorben fácilmente, por lo que su efecto es casi inmediato.

2.1.- Suspensiones o mezclas heterogéneas.

2.2.- Soluciones que contienen uno o más elementos nutritivos disueltos en agua de manera homogénea.

Existen tres formas de aplicar un fertilizante:

  1. Aplicación al suelo o radicular. Consiste en aplicar el fertilizante de manera directa o diluida en agua, en la base de la planta o en el sustrato, para que los nutrientes se encuentren disponibles lo más cerca de las raíces y puedan ser aprovechados mejor por la planta. Debe tenerse precaución con el drenaje, ya que si éste no es el adecuado y el agua de riego escurre muy rápido, se llevará con ella los nutrientes. No se aconseja fertilizar en forma radicular una planta recientemente trasplantada. Se recomienda esperar unos treinta días.
  2. Aplicación foliar. Es la nutrición a través de las hojas. Se utiliza como complemento a la fertilización en suelo. El fertilizante se aplica en forma de “lluvia” sobre las hojas de la planta y los nutrientes se absorben de forma inmediata.
  3. Fertirrigación. Técnica de aplicación de abonos disueltos en el agua de riego de los cultivos.

Así mismo, dependiendo del número de elementos nutritivos que contiene la formulación, los fertilizantes se pueden clasificar en:

  • Simples. Formulados con un solo nutriente, como la urea, (NH2)2 Dentro de este renglón se encuentran los correctores de carencias simples o enmiendas minerales, los cuales se emplean para corregir problemas derivados de la escasez o ausencia de algún elemento, como las enmiendas calizas (aporta calcio y eleva el pH de suelos ácidos), las enmiendas magnésicas (productos que contienen magnesio en su formulación) y las enmiendas de azufre.
  • Compuestos. Formulados con más de un nutriente.
    • Binarios o dobles (Nitrógeno/Fósforo).
    • Correctores de carencias dobles (Calcio/Boro).
    • Ternarios o triples (Nitrógeno/Fósforo/Potasio)
    • Correctores de carencias triples (Por ejemplo, micronutrientes, Hierro/Manganeso/Zinc).
    • Correctores multicarencias: para corregir más de tres carencias nutricionales.

Los fertilizantes son fuente de graves problemas medioambientales por lo que existen normas importantes que deberás atender cuando utilices estos productos:

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Puedes leer acerca del problema que presenta el uso desmedido e incontrolado de fertilizantes nitrogenados en este enlace.

Los nutrientes que nuestras hortalizas necesitan.

Las plantas toman los nutrientes que necesitan del aire y del suelo. Si el suministro de nutrientes en el suelo es amplio, los cultivos probablemente crecerán mejor y producirán mayores rendimientos. Sin embargo, si solo uno de los nutrientes necesarios llegara a escasear, el crecimiento de las plantas se limitaría y los rendimientos de los cultivos se verían reducidos.

Dieciséis elementos son esenciales para el crecimiento de una gran mayoría de plantas.

  1. El aire proporciona carbono (C) como CO2 (dióxido de carbono);
  2. El agua provee de hidrógeno (H) y oxígeno (O) como H2O (agua);
  3. En el suelo, los fertilizantes y el abono orgánico son la fuente de:

nitrógeno (N) – las plantas leguminosas obtienen el nitrógeno del aire con la ayuda de bacterias que viven en los nódulos de las raíces (Rhizobium / Fijación Biológica de N / Abono Verde / Mycorrhizae) –

fósforo (P), potasio (K), calcio (Ca), magnesio (Mg), azufre (S), hierro (Fe), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), boro (B), molibdeno (Mo) y cloro (Cl).

En el suelo, el medio de transporte de los nutrientes es la solución del suelo.

Los nutrientes pueden clasificarse en dos categorías:

  1. Macronutrientes. Se necesitan en grandes cantidades. Los suelos pueden llegar a ser naturalmente pobres en nutrientes o deficientes debido a la extracción de los nutrientes por los cultivos a lo largo de los años o cuando se utilizan variedades de rendimientos altos, muy demandantes.
  • Nutrientes primarios. Nitrógeno, fósforo y potasio.
    • Nitrógeno (N). Motor del crecimiento de la planta. Es absorbido del suelo bajo forma de nitrato o amonio. En la planta contribuye a la formación de aminoácidos y proteínas, y por ende, a los procesos principales de desarrollo de las plantas.
    • Fósforo (P). Juega un papel importante en la transferencia de energía. Esencial para la fotosíntesis y otros procesos químico-fisiológicos. Indispensable para la diferenciación de las células y para el desarrollo de los tejidos que forman los puntos de crecimiento de la planta. El fósforo es deficiente en la mayoría de los suelos naturales o agrícolas donde la fijación limita su disponibilidad.
    • Potasio (K). Activa más de 60 enzimas (sustancias químicas que regulan la vida). Juega un papel vital en la síntesis de carbohidratos y de proteínas. Mejora el régimen hídrico de la planta y aumenta su tolerancia a la sequía, las heladas y la salinidad. Las plantas bien provistas con K sufren menos enfermedades.
  • Nutrientes secundarios. Magnesio, azufre y calcio.
    • Magnesio (Mg). Constituyente central de la clorofila, el pigmento verde de las hojas que funciona como receptor de la energía que proviene del sol; se incluye en las reacciones enzimáticas relacionadas con la transferencia de energía de la planta.
    • Azufre (S). Constituyente esencial de proteínas, está involucrado en la formación de la clorofila.
    • Calcio (Ca). Esencial para el crecimiento de las raíces es un constituyente del tejido celular de las membranas. Usualmente, el encalado o aplicación de calcio en el suelo, tiene por objetivo reducir la acidez del suelo antes que equilibrar un déficit de este elemento, el cual se encuentra presente de forma suficiente en la mayoría de los suelos.
  1. Micronutrientes o microelementos. Son requeridos sólo en cantidades ínfimas para el crecimiento correcto de las plantas. Son agregados en cantidades muy pequeñas cuando no pueden ser provistos por el suelo. Estos son:

Hierro (Fe), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), molibdeno (Mo), cloro (Cl) y boro (B). Son parte de sustancias clave en el crecimiento de la planta, y muchas veces son comparados con las vitaminas en la nutrición humana. Son absorbidos en cantidades minúsculas y su rango de provisión óptima es muy pequeño. Su disponibilidad para las plantas depende principalmente del pH del suelo.

Algunos nutrientes benéficos importantes para algunas plantas son el sodio (Na) y el silicio (Si). El cobalto (Co) es importante en el proceso de fijación de N de las leguminosas.

Es importante notar que todos los nutrientes, ya sea que se necesiten en pequeñas o grandes cantidades, cumplen una función específica en el crecimiento de la planta y en la producción alimentaria y que un nutriente no puede ser sustituido por otro.

Fuente: Los fertilizantes y su uso (FAO).