Las huertas comunitarias de verduras se han convertido en una alternativa popular para complementar la alimentación de los habitantes de muchas ciudades, ofreciendo a personas que viven en apartamentos, familias de bajos ingresos y jubilados, una oportunidad para mejorar su salud y actitud cultivando productos frescos, a la vez que se relacionan con sus vecinos. Las huertas comunitarias de verduras también le enseñan a los niños en zonas urbanas que los alimentos no son productos que se originan en los supermercados, sino que son el resultado de cultivar y nutrir el suelo.
Tipos de huertas comunitarias de verduras.
Hay muchas clases de huertas comunitarias de verduras. Los tres tipos principales incluyen:
- parcelas individuales o familiares;
- huertas comunitarias que “sustentan” bancos de alimentos, albergues, misiones de iglesias, comunidades especiales o puestos de verduras que benefician a un grupo o causa:
- proyectos escolares que se enfocan en la educación.
Las parcelas individuales o familiares usualmente cuentan con un sistema de pago para quienes cultivan sus propios alimentos. En las huertas apoyadas por la comunidad generalmente hay voluntarios involucrados. Algunas huertas incluyen programas de Agricultura Apoyada por la Comunidad en las que individuos hacen un pago anual para recibir una cantidad específica de verduras y frutas de la asociación de huertas comunitarias.
La formación de un comité de planificación. El primer paso para establecer una huerta comunitaria de verduras es organizar una reunión de personas interesadas para determinar si hay una necesidad o deseo de tener esta clase de huerta en la comunidad. Idealmente, el deseo debe nacer de la comunidad y no de un individuo. La comunidad puede estar compuesta de un complejo de viviendas de familias de bajos ingresos, un vecindario en las cercanías de un parque público, una escuela, un complejo para personas de edad avanzada u otra asociación comunitaria.
El primer objetivo del comité debe ser desarrollar un cuestionario para evaluar la comunidad y determinar el interés y nivel de compromiso, entre otros. Es importante que los miembros se involucren en todos los aspectos de la planificación y ejecución del proyecto. Los encargados de planificación de la ciudad o ayuntamiento pueden ayudar verificando que la huerta cumpla con todas las ordenanzas. Un abogado voluntario puede ayudar con los asuntos legales para lo cual también debe elegirse un nombre para la huerta.
El siguiente paso es determinar el tipo de huerta: ¿se le asignarán parcelas a individuos o familias para sembrar sus propias verduras o serán los voluntarios u otros trabajadores los que cultivarán las verduras para apoyar a la comunidad, bancos de alimentos o misiones que brindan ayuda? ¿Es la meta principal educar a los niños? ¿Se cultivarán solamente verduras y algunas frutas o se permitirá sembrar flores? Sembrar flores alrededor de toda la huerta como un proyecto comunitario a menudo ayuda a mejorar el aspecto de todo el vecindario.
En algún momento se deben nombrar comités para dirigir ciertas tareas, como seleccionar un lugar, recaudar fondos, buscar patrocinadores, tratar los asuntos legales, organizar la publicidad, obtener un seguro y establecer normas y otros reglamentos. Es necesario desarrollar una estructura para determinar quién se ocupará del mantenimiento del sistema de riego y si incluirá grifos o llaves de agua individuales, sistema de riego por goteo o en surcos.
Seleccionar un coordinador general. Se debe encontrar a alguien que tenga el tiempo, la paciencia, aptitudes de liderazgo, creatividad y fortaleza para resolver los numerosos problemas que conlleva llevar a la práctica el proyecto. El coordinador debería tener alguna experiencia en horticultura y contar, si es posible, con un medio de transporte. Siempre es buena idea tener coordinadores suplentes.
Seleccionar el lugar. Se deben considerar varias alternativas y empezar a buscar un lugar por lo menos de seis a ocho meses antes de sembrar. Las parcelas disponibles pueden incluir: propiedades al aire libre, terrenos del gobierno, lotes desocupados, lotes de iglesias o escuelas, parques de la ciudad, terrenos agrícolas no usados, terrenos en zonas industriales, terrenos en complejos de apartamentos, etc.
Se deben identificar los propietarios de terrenos privados y ponerse en contacto con ellos para determinar la disponibilidad del terreno para su arrendamiento y si existe alguna restricción legal para utilizarlo en agricultura. El dueño del terreno debe tener título de propiedad y no estar hipotecado. La duración del contrato debe ser por lo menos de tres a cuatro años.
Se deben elegir terrenos alejados de zonas industriales que pudieran estar contaminados o en cuyo suelo se hayan vertido productos químicos peligrosos. El sitio ideal debe ser plano, fértil y con suelo bien drenado. No elija lotes rodeados por árboles grandes cuyas raíces y sombra obstaculizarán el crecimiento de los cultivos. Árboles situados en la esquina suroeste del proyecto pueden ser usados como barreras contra el viento.
El terreno debe tener al menos ocho horas de luz solar. Puede ser necesario poner una cerca con candado para impedir el paso de animales, autos y vándalos. Asegúrese de que el terreno tenga acceso a agua de buena calidad sin restricciones en épocas de sequía y los derechos de agua apropiados. Los lotes con pozos independientes pueden ser los más apropiados. Es importante utilizar técnicas sustentables para conservar agua tales como el uso de cubiertas de mantillo (mulching) e irrigación por goteo. Se debe realizar un estudio de la calidad del agua.
En algunos países los propietarios del terreno pueden exigir que los horticultores comunitarios obtengan un seguro para cubrir problemas de responsabilidad. Preferiblemente, el terreno debe tener suficiente espacio para que los participantes y voluntarios puedan estacionar sus vehículos. El sitio debe disponer de un lugar destinado al compostaje, un cobertizo para guardar las herramientas y bancos y mesas para descansar.
Hallar patrocinadores y financiamiento. Aunque algunas huertas comunitarias pueden sostenerse económicamente por las cuotas aportadas por sus miembros, otras requerirán de un patrocinador, una organización o persona que apoyen la huerta a través de donaciones (semillas, plantas, cubiertas de mantillo, abono, herramientas, suministros, etc.).
Estructura organizativa de la huerta. Algunas huertas son informales, mientras que las huertas grandes, más complicadas, requieren un programa más estructurado para que el grupo funcione eficientemente. La estructura debe mantenerse tan simple como se pueda y basarse en la confianza mutua.
La mayoría de huertas comunitarias sencillas se pueden administrar con una lista de directrices y normas. Cuando se constituye la huerta se deben establecer reglas formales para regir los asuntos internos de la organización. Las normas protegen las metas, los objetivos y la filosofía de la organización la cual debe tener nombre y dirección legal. Se determinan las categorías de membresía, las cuotas requeridas y cuándo se deben pagar. Se establece cuándo se llevarán a cabo las reuniones regulares y las extraordinarias. Se describen los cargos, sus obligaciones, las cláusulas de responsabilidad. También cómo se resolverán los conflictos.
El siguiente es un ejemplo de una lista de directrices y reglas comunes:
- Las parcelas y senderos se mantendrán libres de maleza.
- Mantenga las verjas cerradas con candado a toda hora.
- No desatienda el sistema de riego.
- No trabaje solo en la huerta; hágalo siempre con un compañero.
- Las parcelas y senderos se mantendrán sin basura.
- No se permitirá que las plantas de enredadera se esparzan a los senderos o parcelas vecinas.
- No se usarán pesticidas o fertilizantes.
- Tire la maleza y otros desechos de plantas en el sitio de compostaje.
- Supervise a los niños pequeños.
- Limpie las herramientas y colóquelas en el cobertizo de almacenaje.
El formulario de solicitud debe incluir el nombre del participante, domicilio, números telefónicos de contacto, etc. Las cuotas deben cubrir los costos de irrigación y otros no subvencionados por patrocinadores.
Problemas de vandalismo. El vandalismo puede ser un problema grave para muchas huertas comunitarias. Las cercas delimitan el terreno manteniendo fuera a animales y motocicletas, pero no detendrán a los vándalos más decididos. Se debe colocar un aviso en el cual se mencione que la huerta pertenece al vecindario; hacer que los niños se involucren ayudará a que sientan que el proyecto también les pertenece. Recoja todos los frutos maduros para no brindar una invitación al robo. El coordinador debe visitar el proyecto al menos una o dos veces al día para fijarse si hay problemas de vandalismo o de irrigación en las parcelas.
Problemas con los vecinos. Si la huerta está muy descuidada, empezarán a llegar las quejas de los vecinos. Se debe controlar la maleza. Las flores que rodean la huerta mejorarán el aspecto de la vecindad y del ambiente en general. Compartir verduras y frutas con los vecinos fomenta también las relaciones públicas.
Diseño y preparación de la huerta. El primer paso es limpiar el lugar y diseñar la huerta. Decida el tamaño de cada parcela y el largo y ancho de los senderos entre parcelas. Determine dónde irán los cobertizos para herramientas, la zona para desechos, las áreas de descanso y los baños portátiles (recomendados). El diseño del riego debe incluir si habrá grifos o llaves de agua en cada parcela, un sistema de riego por goteo o aspersores para toda la huerta o un sistema de irrigación de surcos con la pendiente apropiada desde la zanja principal de riego.
Las parcelas nuevas probablemente se deberán arar el primer año con un tractor para romper la capa dura y mejorar el drenaje. La aplicación de compost ayudará a mejorar el suelo cultivable. Después de nivelar el suelo, se debe instalar el sistema apropiado de riego y demarcar las parcelas y los senderos con estacas. Se pueden usar “camas” (cajas de cultivo) elevadas en algunos terrenos donde la calidad del suelo es pobre. Se pueden usar tablas o ladrillos para demarcarlas y pueden rellenarse con tierra mezclada con compost. Cubrir con mantillo (mulching) los senderos ayudará a controlar las malezas y prevenir los problemas de lodo. Para guardar las herramientas se puede usar un cobertizo que se pueda cerrar con llave. Las áreas de descanso con sombra servirán como resguardo del sol. Se recomienda instalar baños portátiles y es primordial tener un botiquín de primeros auxilios.
Las parcelas deben cubrirse con mantillo para conservar agua y reducir problemas de maleza. En sistemas de riego de surcos se debe establecer un horario de riego. En sistemas de irrigación por goteo se debe colocar un controlador que permita abrir y cerrar el agua de forma automática y evitar así el desperdicio de agua o que se inunde la huerta.
Es mejor manejar las huertas como si fuesen huertas orgánicas o libres de pesticidas para prevenir problemas de responsabilidad entre los participantes. Se deberían utilizar técnicas de horticultura a fin de economizar espacio y no crear sombra o competir con otras parcelas del proyecto. Los cultivos de enredadera necesitan estacas o espalderas.
La huerta debe tener un tablero para anuncios, protegido de la lluvia, donde se puedan colocar mensajes y jornadas de trabajo o eventos educativos. Se puede invitar y atraer a participantes o voluntarios por medio de avisos, afiches, anuncios y artículos en el periódico local. Es importante establecer buenas relaciones entre la huerta comunitaria y los negocios locales. Se pueden donar verduras y frutas que sobren a los bancos de alimentos locales, misiones que brindan ayuda y otras entidades caritativas.
Tomado de “Cómo empezar una huerta comunitaria de verduras” escrito por George Dickerson, especialista en Horticultura, y revisado por Ron Walser, especialista en pequeñas granjas urbanas, publicado por el Servicio de Extensión Cooperativa de la Facultad de Agricultura y Economía Doméstica de la New Mexico State University.