Semillas modificadas genéticamente: ¿engaño o solución?

Confieso que había oído hablar mucho acerca de los alimentos transgénicos y la enorme controversia que existe sobre ellos, sin embargo, no comprendía muy bien el por qué de tanta preocupación. Hasta hoy, cuando para realizar esta entrada, investigué más concienzudamente sobre el tema.

Un OMG (organismo modificado genéticamente) es el resultado de un proceso de laboratorio en el cual los genes del ADN de una especie, son extraídos y artificialmente insertados en los genes de una planta o animal no relacionado con dicha especie. Los genes externos pueden provenir de bacterias, virus, insectos, animales o inclusive, humanos. Ya que este proceso involucra transferencia de genes, los OMGs son también conocidos como organismos “transgénicos”. Este proceso puede ser llamado Ingeniería Genética o Modificación Genética.

La FAO utiliza el término “fitomejoramiento” a la hora de referirse a las diferentes técnicas que permiten mejorar genéticamente las plantas “en beneficio de la humanidad”, desde la selección de plantas con las características convenientes para propagarlas, hasta las técnicas moleculares más complejas. Durante la denominada “Revolución Verde”, en la cual se incrementó significativamente la productividad agrícola y de alimentos entre los años 1940 y 1970 en los Estados Unidos, extendida posteriormente a numerosos países, fueron sembradas variedades mejoradas de maíz, trigo y otros granos, aplicando grandes cantidades de fertilizantes y plaguicidas. Además, en zonas no aptas para la agricultura, se han cultivado variedades tolerantes a la sequía, las inundaciones, el calor, el frío y las plagas.

Sin embargo, a pesar de que la fitogenética pareciera ser muy prometedora en cuanto a sus potenciales beneficios, también genera recelos éticos, inquietudes relacionadas con la inocuidad de los alimentos y el medio ambiente y temores acerca de la concentración del poder económico y la dependencia tecnológica que podrían profundizar la brecha entre los países desarrollados y los países en desarrollo. Sus detractores enfatizan el uso de técnicas que emplean ADN recombinante en formas que no son posibles ni deseables en la naturaleza, para transferir material genético entre organismos, lo cual provoca alteraciones en la composición genética y en las propiedades del organismo desarrollado, conduciendo a cambios impredecibles en el ADN y a reacciones tóxicas o alérgicas.

Algo verdaderamente curioso es que todos los cultivos mejorados genéticamente y que son explotados comercialmente, son cultivos no alimentarios (algodón) o se utilizan en gran parte para piensos o alimento para animales (soja y maíz). Es para pensarlo, ¿verdad?

*El escritor, conferencista y activista norteamericano Jeffrey Smith, es el fundador del Instituto para la Tecnología Responsable el cual se encarga de divulgar programas educativos dirigidos a los consumidores, profesionales de la salud, y políticos, sobre la necesidad de eliminar los productos genéticamente modificados del mercado estadounidense. Ha escrito varios libros, uno de ellos, se ha convertido en bestseller: “Las semillas de la decepción” y ha producido un documental “La ruleta genética”, en el cual se asocia el consumo de alimentos genéticamente modificados a numerosos desórdenes de salud en la población norteamericana desde que estos fueron comercializados en ese país.

*Te invito a realizar una “visita” a una de las mayores empresas productoras de cultivos transgénicos en el mundo, para que conozcas paso a paso cómo se modifica genéticamente una semilla de soja (¡escalofriante!).