Agricultura Urbana. Un poco de historia.

A mucha gente no le gusta la historia, le suena a cosa aburrida, pero yo pienso que nos ayuda a comprender mejor por qué somos como somos. Conocer un poco sobre los antecedentes de la agricultura urbana nos permitirá entender que no estamos hablando de algo que quizá tan solo sea una moda pasajera (pensarán algunos), sino más bien, un importante movimiento social que se ha mantenido, con algunas altas y bajas, desde el albor de los tiempos.

Como somos personas ocupadas, me limitaré a contarles de forma lo más sucinta posible, cómo han venido evolucionando los huertos urbanos desde finales del siglo XIX hasta nuestros días.  Y ya que siempre hay quien sea curiosillo y desee saber algo más, les remito a estos dos enlaces en los que los autores narran, uno, de forma resumida y el otro más extensamente, la historia de la agricultura urbana.

La historia de los huertos urbanos se remonta a épocas tan lejanas como la de las primeras culturas mesopotámicas quienes se cree fueron los que diseñaron y construyeron los famosos jardines colgantes de Babilonia, los cuales no solo sirvieron para que los poderosos de la época alardearan de su riqueza ante los menos favorecidos, sino también, para obtener las cebollas, los pepinos y las berenjenas que satisfacían sus reales estómagos.

La mayoría de los movimientos relacionados con huertos urbanos en la historia reciente, se pueden asociar a aquellos periodos en los que debido a la grave escasez de alimentos, las personas se vieron en la necesidad de cultivar legumbres y hortalizas para su sustento y el de sus familias. Tenemos el ejemplo en los Estados Unidos de dos períodos dificilísimos conocidos como la Depresión (1893-1897) y la Gran Depresión (1929-1935), en los cuales se les permitía a las personas sin trabajo cultivar terrenos baldíos en las ciudades, llamados “Relief Gardens” (algo así como Jardines de Ayuda o de Alivio).

Demás está decir las consecuencias catastróficas ocasionadas por las dos Guerras Mundiales (Primera Guerra: 1914-1918; Segunda Guerra: 1939-1945), durante las cuales surge la campaña “Victory Gardens” (Jardines de la Victoria) que estimulaba a los ciudadanos a plantar huertos en residencias privadas y parques públicos en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Alemania, con el propósito de reducir la presión sobre el suministro público de alimentos. Además, las personas (los que se quedaron: mujeres, ancianos y niños) sentían que de alguna manera estaban contribuyendo al esfuerzo realizado por sus hombres, lo cual también les permitía levantar un poco la moral. En 1943 se contabilizaban alrededor de dieciocho millones de huertas urbanas tan solo en los Estados Unidos.

En el Reino Unido, el cual sufrió de forma especial la carestía de alimentos por el bloqueo durante la II Guerra, surgió una campaña llamada “Dig for Victory” (Excava para la Victoria), en la cual se animaba a las personas a transformar jardines, parques y campos deportivos en parcelas para cultivar vegetales.  ¡Hasta se escribieron canciones y slogans que se escuchaban en la radio!

En el caso alemán el surgimiento de sus huertos está ligado estrechamente al período de industrialización en Europa durante el siglo XIX, en el cual un gran número de personas emigró de las áreas rurales a las ciudades en busca de una mejor calidad de vida. En lugar de esto, se encontraron viviendo en lugares inadecuados, en condiciones de pobreza y malnutrición. Con el fin de mejorar su situación, los ayuntamientos, las iglesias y los patronos les proporcionaron espacios abiertos para que pudieran plantar y cosechar sus propios alimentos. Estas primeras huertas urbanas fueron llamadas, inicialmente, “huertos de los pobres” y posteriormente “Schrebergärten” (traducido literalmente como Jardines Schreber) por el movimiento iniciado por el médico alemán Daniel Schreber, el cual, a finales del siglo XIX, estimuló la habilitación de espacios recreativos para niños, en un ambiente saludable y en armonía con la naturaleza, espacios que fueron paulatinamente tomados por las personas para cultivar hortalizas.

La seguridad alimentaria proporcionada a Alemania por sus huertas urbanas durante las Guerras Mundiales fue de tal magnitud, que al finalizar la Primera Guerra Mundial, fue aprobada la primera legislación relacionada con la agricultura urbana en Alemania.

En el período de postguerra, los huertos urbanos continuaron cumpliendo con su objetivo, al garantizar el abastecimiento de alimentos a la población, mientras los países devastados por la guerra llevaban a cabo la reconstrucción de sus economías.

Lamentablemente, durante este período las grandes ciudades sufrieron una profunda transformación debido al proceso de urbanización en el cual el suelo disponible fue utilizado al máximo con fines estrictamente inmobiliarios ($$). El paisaje urbano se fue llenando de edificios, concreto y asfalto por doquier, y las pequeñas huertas desaparecieron, una a una. Ahora, los habitantes de las ciudades sólo tenían que desplazarse unos cuantos metros hasta el supermercado más cercano para encontrar toda clase de alimentos, cuyo suministro se encontraba plenamente garantizado.

Sin embargo, el surgimiento en muchos países a finales de los años sesenta y principios de los setenta del movimiento ecologista (lee aquí sobre Rachel Carson y su Primavera Silenciosa) y la creciente sensibilidad medioambiental, trajeron consigo numerosas iniciativas que intentaron mejorar la calidad de vida en las ciudades, entre ellas, el establecimiento de los denominados «huertos comunitarios» en solares vacíos y degradados. Te invito a que conozcas una de las más conocidas, impulsada por Liz Christy en 1973 en la ciudad de Nueva York, llamada «Green Guerillas«, y que se ha mantenido hasta hoy, llevando a cabo importantes programas que incluyen a jóvenes en riesgo de exclusión, a las escuelas y a la comunidad.

Hoy día, el movimiento de los huertos urbanos en Estados Unidos y Europa se encuentra en franco crecimiento. Se asocia a una actividad de ocio pero también productiva, que permite a los habitantes de las ciudades mantener el contacto con la naturaleza. Son utilizados como una herramienta de educación ambiental que facilita el desarrollo de relaciones interpersonales y la integración de ciertos colectivos, tales como, discapacitados y desempleados.

En Latinoamérica, sin embargo, los huertos urbanos resurgen tardíamente a partir de la década de los ochenta, debido a las importantes crisis sufridas en la región y que en algunos casos podrían describirse como de Economía de Guerra. Éstas llevaron al empobrecimiento repentino de grandes sectores de la población, como fue el caso de los habitantes de algunas zonas marginales en la ciudad de Buenos Aires en 2001. En 1929 se creó en Chile el Movimiento de Huertos Obreros y Familiares, el cual no fue implementado sino hasta el año 1941. Cuba es, quizás, el ejemplo puntero, al haber diseñado diversos programas de agricultura urbana entre los que se encuentran la creación de unidades organopónicas, el establecimiento de los patios familiares y de los huertos institucionales.

La necesidad de impulsar y fortalecer el movimiento de huertas urbanas en Latinoamérica, ha llevado a la creación de diferentes redes que agrupan a instituciones, investigadores y promotores que trabajan en América Latina y el Caribe con el fin de articular esfuerzos en este sentido. Una de las más importantes es la Red Latinoamericana de Investigaciones en Agricultura Urbana.