Fiacre de Breuil, patrón de los jardineros.

Desde que el hombre comenzó a cultivar sus alimentos, la agricultura ha quedado irremediablemente unida a la espiritualidad de los diferentes pueblos que han habitado este planeta. Y en el santoral católico no podía faltar aquel a quien los jardineros invocan para que sus cosechas sean exitosas.

Fiacre de Breuil nació en Irlanda, vivió durante el siglo VII d.C.  Su nombre en irlandés es Fiachra; en latín, Fiacrius.

Fiacre vivió en un monasterio en el Condado de Kilkenny. Adquirió una inesperada fama gracias a su habilidad con las hierbas, como sanador y hombre santo. Esto hizo que multitud de discípulos acudieran en masa a él. Buscando una mayor soledad, abandonó su tierra natal y buscó refugio en Francia, en Meaux.

Allí habló con el Obispo de Meaux, haciéndole saber su deseo de vivir una vida de soledad en el bosque. El Obispo le asignó un lugar en Breuil, en la región de Brie. Aquí Fiacre construyó un oratorio en honor a la Virgen María, un hospicio en el cual albergaba a quien necesitara de un hogar además de una celda, para él mismo, apartado de todos. Vivió una vida de oración, penitencia, vigilia y de labor manual en el jardín. Sus reliquias se encuentran actualmente en la Catedral de Meaux y su fiesta se conmemora el 30 de agosto. Es el patrón de aquellos que cultivan hortalizas y plantas medicinales y de la jardinería en general.

¡Una ayudadita desde lo alto nunca está de más! ¿verdad?

Patrón de los jardineros  San Fiacre, patrón de los jardineros

Por qué escribo este blog

El propósito de este blog es entusiasmar a todos aquellos urbanitas que se han descubierto a sí mismos pensando más veces de las que quisieran en cómo sería tener un terreno y sembrar en él “unos tomaticos” y que esperan con ansias el próximo feriado para llegarse hasta la posada que le recomendaron, situada en un mágico entorno pastoril, a que construyan su propio huerto en casa.

Habitantes de ciudades caóticas, estos sacrificados seres (yo, una más), podremos realizar el sueño de traer algo del maravilloso entorno natural a nuestras fatigadas vidas.

Así que les invito a comenzar este camino de reencuentro con esa memoria ancestral que nos empuja a conectar con cada árbol, cada pájaro, la tierra, lo verde.

Aún estamos a tiempo.