La leyenda de «Las Tres Hermanas»

De acuerdo con esta leyenda de los Iroqueses, pueblo nativo de América del Norte, el maíz, los frijoles y la calabaza (zapallo, auyama), son tres hermanas inseparables que sólo crecen y se desarrollan exitosamente cuando están juntas. Esta tradición de plantar conjuntamente maíz, frijoles y calabaza (zapallo, auyama) en el mismo montículo de tierra, extendida entre las sociedades agrícolas de los nativos americanos, es un sistema sostenible y complejo que proporciona fertilidad al suelo a largo plazo y una dieta saludable a través de las generaciones.

El maíz, los frijoles y la calabaza (zapallo, auyama) fueron algunos de los primeros cultivos importantes domesticados por las sociedades mesoamericanas antiguas. El maíz fue el cultivo principal, el cual proporcionaba más calorías o energía por hectárea que cualquier otro. De acuerdo a las leyendas de Las Tres Hermanas, el maíz debe crecer en asociación con otros cultivos en lugar de solo, ya que necesita la compañía benéfica de sus ayudantes.

Los Iroqueses creen que el maíz, los frijoles y la calabaza (zapallo, auyama) son preciosos regalos del Gran Espíritu, cada uno de ellos cuidado por los espíritus de tres hermanas. Durante la siembra se realizan ceremonias en honor a ellas y un festival conmemora la cosecha de la primera mazorca de maíz. A través de la tradición oral, contando una y otra vez la leyenda y gracias a los rituales anuales que se siguen llevando a cabo, los nativos americanos han preservado el conocimiento, el uso y el legado de Las Tres Hermanas a través de las generaciones.

Three_Sisters_Gardenlarge

Fuente: Amelia Hansen, Corvus Art

¿Cómo funciona la técnica?

El maíz proporciona un soporte natural para que la enredadera de los frijoles pueda trepar. Los frijoles fijan el nitrógeno en sus raíces, mejorando la fertilidad del terreno proporcionando nitrógeno al maíz que se plantará en el futuro. Las enredaderas del frijol también ayudan a estabilizar las plantas de maíz, haciéndolas menos vulnerables a que se caigan a causa del viento.

El enraizamiento superficial de las enredaderas de la calabaza funciona como un mulch viviente, proporcionando sombra e inhibiendo el crecimiento de la maleza y previniendo la pérdida de humedad por evaporación, aumentando de esta manera la oportunidad de supervivencia de los cultivos en años secos. Las espinas de la calabaza también ayudan a disuadir a los predadores de acercarse al maíz y a los frijoles. La gran cantidad de residuo vegetal de esta combinación de plantas puede ser incorporada de regreso al suelo al finalizar la cosecha con el fin de reforzar la materia orgánica y mejorar su estructura.

MEN-AM11-gkh002

Fuente: Mother Earth News

El maíz, los frijoles y la calabaza (zapallo, auyama) también se complementan uno al otro nutricionalmente. El maíz proporciona carbohidratos, los frijoles secos son ricos en proteína, balanceando la carencia de amino ácidos encontrada en el maíz. Finalmente, la calabaza (zapallo, auyama) proporciona tanto vitaminas (en el fruto) como saludable y delicioso aceite a partir de sus semillas.

La leyenda

Muchas leyendas se han entretejido alrededor de «Las Tres Hermanas», las cuales varían de tribu en tribu. La siguiente versión ha sido transmitida oralmente por Lois Thomas de la Isla de Cornwall y recopilada por estudiantes del Centennial College, de la Universidad de Toronto en Canadá.

Las Tres Hermanas

Hace mucho tiempo, tres hermanas vivían juntas en el campo. Estas hermanas eran muy diferentes una de la otra, tanto en su estatura como en la forma en la que se presentaban y se movían.

La más pequeña era tan joven y redonda que solo podía trepar y estaba vestida de verde.

La segunda hermana llevaba un vestido amarillo brillante. Ella tenía una forma muy particular de moverse cuando el sol brillaba y el viento suave soplaba en su rostro.

La tercera era la hermana mayor, permanecía siempre muy derecha y elevada por sobre las demás hermanas, cuidándolas y previniéndolas de cualquier peligro. Ella llevaba una manta verde pálido y tenía el cabello largo, de color amarillo, el cual ondeaba en la brisa.

Sólo había una cosa en la que las tres hermanas se parecían, sin embargo. Ellas se amaban muchísimo, y siempre permanecían juntas. Esto las hacía muy fuertes.

Un día un pájaro extraño vino al campo: un cuervo. Él hablaba con los caballos y otros animales y esto capturó la atención de las hermanas. Más tarde, ese verano, la hermana más pequeña y joven desapareció. Sus hermanas se entristecieron.

De nuevo el cuervo regresó al campo para recolectar juncos a la orilla del río. Las hermanas que aún permanecían juntas, observaron su rastro cuando él se marchó y esa noche la segunda hermana, la del vestido amarillo, también desapareció.

Ahora, la hermana mayor era la única que quedaba. Ella continuaba erguida en el campo. Cuando el cuervo vio cuánto extrañaba a sus hermanas, las trajo de regreso y ellas volvieron a ser fuertes de nuevo.

Si deseas poner en práctica esta técnica te recomiendo que revises este enlace (en inglés) del cual he extraído la mayor parte del contenido de esta entrada: Instrucciones para plantar tu propio jardín Tres Hermanas.