La agricultura biodinámica es un método de agricultura ecológica basado en las teorías de Rudolf Steiner, un importante filósofo, educador y escritor austriaco. Este concepto se menciona por primera vez durante el ciclo de conferencias dictadas en 1924 por Steiner a un grupo de agricultores preocupados por la baja calidad de los productos de sus granjas, el aumento de plagas y enfermedades y otros graves problemas a los que se enfrentaban.
Según este concepto, las granjas son consideradas como organismos individuales, vivos y dinámicos, sostenibles y ecológicamente estables, biológicamente completos y equilibrados. Hace hincapié en su desarrollo integral y la interrelación de suelos, plantas y animales como un sistema de auto-nutrición sin intervención externa en la medida de lo posible. Los fertilizantes artificiales y pesticidas y herbicidas tóxicos son estrictamente evitados.
A diferencia de un ecosistema natural, no intervenido por el hombre, la persona que gestiona la granja imprime en ella su huella particular, de ahí la singularidad de cada finca. Combinando el pensar práctico y una actividad consciente meditativa, el gestor se “comunica” con las cualidades y potencialidades del lugar, surgiendo, finalmente, un paisaje equilibrado entre estática y dinámica, entre forma y caos, entre cultura y naturaleza.
La agricultura biodinámica se diferencia de otros tipos de agricultura ecológica en el uso de preparados vegetales y minerales y de un calendario de siembra basado en el movimiento de la luna y los planetas.
El Calendario Biodinámico.
Así como ha venido haciendo el hombre desde tiempos inmemoriales, el agricultor biodinámico está pendiente de los diferentes fenómenos astronómicos que acontecen a lo largo del año y los meses, los ritmos de la luna, el sol, los planetas y sus distintas posiciones respecto a las estrellas los cuales influyen en los ciclos de la naturaleza y en particular sobre el reino vegetal.
Basándose en sus propias investigaciones, la alemana María Thun comenzó a publicar en 1962 el “Calendario de Siembras de Agricultura Biodinámica” (puedes revisar información resumida de este calendario para el año 2015 si pinchas aquí) el cual utilizan miles de personas en el mundo, seguidoras de este sistema de cultivo. Confieso que me parece algo complicado, particularmente si nos estamos iniciando en la horticultura, pero nunca está de más conocer técnicas que puedan ayudar a mejorar nuestra producción. Thun publicó un libro en el que explica los fundamentos que le permitieron elaborar el calendario. Existe una versión en español (“Constelaciones y Agricultura Biológico-Dinámica”, traducida del original en alemán) que puedes consultar en este enlace.
También encontré una tesis bastante interesante realizada por un estudiante de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Cuenca en Ecuador sobre la Influencia de la Luna en la Agricultura, la cual incluye una breve revisión de algunos calendarios precolombinos, las hipótesis sobre el origen de la luna, las fases lunares, su efecto sobre la producción de semillas y sobre el cultivo de cítricos, café o caña de azúcar, entre otros.
Lo cierto es que, a pesar de que existe una gran cantidad de detractores de este método, calificándolo de pseudociencia y charlatanería, no podemos dejar de reconocer que la Luna ejerce un efecto importante y más que evidente sobre la vida en nuestro planeta (las mareas son uno de ellos). Entonces, ¿por qué no utilizar este conocimiento para obtener productos de mejor calidad, que no solo nutran nuestros cuerpos sino también nuestros espíritus? Los Vinos Biodinámicos, por ejemplo. Para saber de qué se trata, visita la página de estas bodegas de vino argentinas.