Alas que transforman vidas

Patricia Restrepo y su hija Vanessa Wilches son las hadas que lograron hacer realidad el sueño de establecer una empresa exportadora de mariposas en Cali, Colombia. En el año 2001 Alas de Colombia, inició la zoocría de mariposas como una alternativa novedosa de desarrollo sostenible, con la comunidad rural de El Arenillo en el municipio de Palmira, Valle del Cauca, al establecer la cría de 40 especies de mariposas diurnas de la zona. Gracias a ese esfuerzo, abrió un nuevo renglón de exportaciones no tradicionales para Colombia, al ingresar a la industria de las mariposas con envíos regulares a Europa desde el año 2004.

Las mariposas son indicadores de la biodiversidad de una región y las zonas en que trabaja la empresa, son particularmente ricas en variedad de especies: El Arenillo, cuenta con cerca de 300 especies, 220 clasificadas taxonómicamente y 100 estudiadas con sus ciclos de vida completos.

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La idea de una granja de mariposas surgió cuando en un viaje al extranjero, la familia visitó una exposición de mariposas tropicales. Alguien les comentó, cuando supo de donde eran, que Colombia posee casi 50.000 especies endémicas de mariposas, “¿por qué no las exportan?”, preguntó.

 

Comenzaron en una finca de su propiedad en el año 2001, cerca del pueblo de El Arenillo. Contrataron los servicios de un biólogo y aprendieron todo lo que pudieron acerca de la cría de mariposas. La situación de inestabilidad política creada por la presencia en la zona de guerrilleros y paramilitares puso en riesgo el proyecto, pero Patricia y Vanessa no se dieron por vencidas. Al año siguiente ya habían logrado el interés de algunos compradores en el Reino Unido.

A finales de 2004 la empresa ya no podía surtir tantos pedidos con los pocos empleados con los que contaban, así que, convocaron a las campesinas de los pueblos cercanos para plantearles participar en el negocio.

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Eligieron a 12 grupos de tres mujeres cada uno,  de entre todas aquellas trabajadoras que tuvieran necesidades apremiantes y raíces profundas en la comunidad. Con subvenciones de dependencias oficiales y de organizaciones no gubernamentales, cada equipo construyó una cabaña de mariposas en la granja, y en la casa de una de las integrantes de cada grupo, un “laboratorio” para producir crisálidas y un vivero para cultivar plantas con las cuales alimentar a las larvas. Hoy día el número de grupos ha aumentado a 17 y el de criadoras de mariposas a 50. Entre todas crían unos 8.000 insectos al mes (la gran mayoría se exportan y el 10% de la producción se libera en su hábitat para reponer las poblaciones nativas).

 

Descripción del proceso.

La zoocría se emprende con varios ejemplares de cada especie, obtenidos del medio silvestre, de acuerdo con la legislación ambiental colombiana. Las hembras depositan sus huevos en la respectiva planta hospedera, como se denomina a la planta que proporciona alimento a las larvas y es particular para cada especie de mariposa.

Los huevos son recolectados diariamente y trasladados al laboratorio donde se continúa el desarrollo de los individuos a través de las etapas de su ciclo y se proporciona el alimento y cuidado necesarios para su desarrollo, hasta convertirse en pupa o adulto.

La vida promedio de las mariposas es de un mes aproximadamente. En el medio silvestre, menos del 5% de las mariposas llega a su madurez debido al ataque de los depredadores naturales (pájaros, arañas, lagartijas, hormigas y sapos) y de parásitos, hongos, bacterias y virus. La zoocría les proporciona alimento y protección, de esta manera, el 80% alcanza su estado adulto. Esta actividad contribuye a la conservación y aumento poblacional de las especies, al devolver al medio una considerable cantidad de mariposas y preservar su hábitat.

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