Cómo construir un hotel de insectos

La primera vez que escuché este término me sorprendí, ¿un hotel para insectos? Pero, y eso, ¿qué es? Pues es un concepto surgido con el propósito de “optimizar la presencia, para la supervivencia invernal, de insectos que favorecen el ecosistema, la polinización y la biodiversidad”.

Aunque en nuestro clima tropical no tenemos el problema de las heladas o bajadas bruscas de temperaturas, al aplicar esta genial idea atraeremos insectos útiles para nuestro huerto, creando un ambiente favorecedor del equilibrio entre las hortalizas y los insectos, mejorando de esta manera la biodiversidad del huerto.

Entre las especies más útiles que podemos atraer se encuentran las arañas, las mariquitas, las avispas, lagartijas, ciertas aves, los murciélagos y los sapos, entre otros.

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Ubicación.

Lo ideal es dirigir el refugio hacia el sur o suroeste, protegido del viento, no lejos de un espacio cultivado, de una huerta o de flores silvestres (estos serán el restaurante del hotel). Tiene que estar a por lo menos, 30 cm del suelo y ofrecer refugio en caso de mal tiempo.

Materiales.

Lo más indicado son los materiales naturales como troncos de madera, ladrillos, paja, cañas de bambú, etc. Estos materiales deben tener agujeros más o menos grandes para que puedan acoger a distintos tipos de insectos. La estructura se recomienda hacerla de madera, reforzándola lo suficiente como para que pueda soportar un peso importante. El tejado debe ser impermeable, por ejemplo, de zinc.

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La estructura se debe instalar en su ubicación definitiva antes de empezar a rellenarla, ya que después de colocar los materiales en su interior pesará demasiado como para poder transportarla. Levántala del suelo unos 30 cm para mantenerla protegida de la humedad.

En el caso de que en nuestro huerto el viento sople con fuerza, se recomienda colocarle patas a la estructura, apoyándola contra una pared.

Se recomienda colocar los materiales más pesados en la parte inferior.

Las habitaciones.

Para las crisopeyas: utiliza una caja de color rojo con algunas aberturas y rellena de fibra de embalaje o paja. La alimentación de las larvas de estos insectos se basa en parásitos: pulgones, moscas blancas, huevos de ácaros, etc.

Para los abejorros: una caja con un agujero de unos 10 mm de diámetro que posea una pequeña pista de aterrizaje en su entrada.

Para ciertas abejas y avispas solitarias: una esterilla de caña trenzada o troncos agujereados.

Para las abejas solitarias: ladrillos con los huecos llenos con una mezcla de arcilla y de paja.

En general, también se puede utilizar un poco de madera seca con agujeros como los tallos de bambú, macetas giradas, llenas de fibras de madera o heno y colocar tablas de madera de tal manera que queden huecos entre ellas, es el sitio ideal para las mariquitas.

Y para aquellos que no tienen mucho tiempo disponible, pueden adquirir en los establecimientos especializados en jardinería, los hoteles ya construidos, listos para usar.

Y recuerda proteger a nuestros amigos, por favor, no utilices insecticidas.

Fuente: ecoplantem.blogspot.com

Fuente: ecoplantem.blogspot.com

El contenido de esta entrada ha sido extraído en su mayor parte del manual «Cómo hacer un Hotel de Insectos» por Julien Nadreau.

El uso de insectos en el control de plagas de nuestro huerto

Los habitantes de las ciudades tenemos un gran problema con los insectos, es un asunto genético diría yo, parece que no podemos comulgar de ninguna manera con ellos y junto con su hábitat, hemos ido exterminándolos de nuestro entorno.

Ciertamente no es nada agradable enfrentarnos por ejemplo, a los temibles insectos rastreros que nos hacen gritar de espanto cuando en medio de la noche vamos a la cocina por un vaso de agua y nos parece ver algún movimiento inesperado. Pero, junto con ellos hemos ido acabando también con todos los demás, buenos y malos, grandes y pequeños. La combinación perfecta surgió cuando pudimos armarnos con toda clase de insecticidas y a la primera de cambio fsssssssssssss!!!!! allá va, un chorro potentísimo de químicos que acaban en microsegundos con cualquier cosa con patas sin detenernos a pensar en las consecuencias de ese simple acto.

¿Cuándo fue, extenuado habitante de la gran ciudad,  la última vez que viste una mariposa, un abejorro, escuchaste cantar una cigarra, contemplaste una mariquita de vivos colores, una abejita o un ciempiés? Uffff….ni nos acordábamos que estos animales existen, tal vez nunca los vimos en vivo y en directo, ah! sí, una vez, en Animal Planet….

Pues, fíjate que no todos los insectos son plagas. En efecto, existe un gran número de insectos beneficiosos que nos pueden ayudar muchísimo en nuestra huerta. De paso, nos permitirán contribuir con el cuidado del medio ambiente, pues ellos solitos se encargarán de los “malos” de la película y no tendremos que utilizar pesticidas y todas esas cosas horribles que contaminan.

Así que, por favor, perdamos el miedo a los insectos. Es cierto que algunos tienen aguijones y pueden picarnos y que hay que tomar precauciones (sería insensato molestar una colmena, por ejemplo o dar manotazos al aire cuando una abeja se nos acerca), pero, los beneficios que obtendremos superan con creces a estos pequeños sobresaltos y poco a poco nos acostumbraremos a su presencia nuevamente.

Por increíble que parezca, existen casas comerciales que venden estos insectos para ser usados como control de plagas en huertos y jardines. En este enlace encontrarás una completa guía de insectos utilizados con este propósito (en inglés) y ¡el precio al cual puedes adquirirlos!

Control Natural de Plagas.

Los expertos creen que la solución lógica al control orgánico de plagas es crear un balance de organismos en el jardín o huerta. En un ecosistema diverso, las poblaciones de plagas son reguladas de forma natural. El desarrollo de este balance depende de los productos que minimizan el daño a los insectos polinizadores y otros insectos beneficiosos. Las trampas y señuelos son usados para identificar la presencia de plagas y ayudan a controlarlas. Si hay plagas en nuestra huerta o jardín deben utilizarse en primer lugar las soluciones menos tóxicas, tales como, barreras y repelentes, insectos beneficiosos, pesticidas biológicos, jabones y aceites, dejando de último los insecticidas botánicos o naturales, los cuales son más tóxicos.

Abejorros.

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El abejorro es el mayor polinizador encontrado en la naturaleza. Facilita la formación del fruto de un gran número de vegetales y árboles frutales. La polinización intensiva llevada a cabo por este trabajador insecto, da como resultado mayor producción de cualquier cosa, desde tomates y pimentones hasta fresas y cerezas. En este sentido, ¡los abejorros ayudan a alimentar al mundo!

Los abejorros transportan grandes cantidades de polen en sus patitas traseras. El polen también es llevado en el abdomen y es depositado durante las sucesivas visitas de flor en flor antes de regresar a sus colmenas. Éstas representan el lugar de actividad comunal en el cual el polen es convertido en alimento y los retoños son alimentados.

Se sabe que estos polinizadores, al igual que mucha de la fauna social, defenderá su hogar de los intrusos. Ellos la mantienen fresca durante la temporada de calor usando sus alas como ventiladores.

Mariquita (i)

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A mucha gente le gustan las mariquitas por su color y sus puntos negros. Sin embargo, a los agricultores les gustan por su apetito. La mayoría de las mariquitas (hay unas 5.000 especies distintas) comen con voracidad insectos que se alimentan de plantas, como los pulgones, por lo que ayudan a proteger las cosechas. Las mariquitas dejan cientos de huevos en las colonias de pulgones y otros insectos parecidos. Cuando eclosionan, las larvas comienzan a alimentarse rápidamente. Hacia el final de su vida (entre tres y seis semanas) han podido consumir 5.000 pulgones.

Su colorido y sus puntos sirven para mantener alejados a los depredadores. Pueden segregar un fluido por las articulaciones de las patas de sabor muy desagradable. Su colorido puede servir de recordatorio para los animales que han tratado de comer mariquitas antes, parece decir “mi sabor es asqueroso”. Si una mariquita se siente amenazada puede hacerse la muerta y segregar esta desagradable sustancia para protegerse.

Podisus maculiventris.

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Conocido como  “chinche apestoso” , es un insecto originario de América.  El nombre de Chinche apestoso se debe al olor defensivo (bastante fétido) que desprende cuando son atacados.

Su vida media es de cinco o seis meses y en ese tiempo llegan a poner hasta quinientos huevos en tandas de dos o tres decenas sobre hojas y ramas. Se alimentan de otros insectos (orugas generalmente) a las que clavan un estilete con el que les inyectan veneno, tras lo cual las succionan (aughhhhh!!).

Varían en color desde el marrón al amarillo y moteado con puntos negros.

Mantis religiosa (ii)

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La mantis religiosa debe su nombre a sus prominentes patas delanteras, que están dobladas y juntas en un ángulo que recuerda a la posición de oración.

A pesar de su nombre, estos fascinantes insectos son unos fantásticos depredadores. Su cabeza triangular se alza en lo alto de un estirado cuello, que de hecho es un tórax alargado. Pueden girar la cabeza 180 grados para escudriñar los alrededores con sus dos grandes ojos compuestos y tres simples situados entre ellos.

La mantis, que suele ser verde o parda y se camufla muy bien entre las plantas de su hábitat, embosca o acecha pacientemente a sus presas. Usan sus patas delanteras para atrapar a su víctima con unos reflejos tan vertiginosos que resulta difícil verlo a simple vista.

Muy a su pesar, polillas, grillos, saltamontes, moscas y otros insectos suelen despertar el nada deseado interés de la mantis. Por otra parte, estos animales también se comen a los de su propia especie. El ejemplo más famoso de ello es la infame conducta amatoria de la hembra adulta, que en ocasiones se come a su pareja justo después del apareamiento.

Chrysoperla carnea

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En su estado adulto la crisopa se alimenta de secreciones de algunos insectos, néctar y polen. La larva es depredadora, sus hábitos alimenticios son amplios y puede devorar huevos, ninfas, larvas y adultos de pulgones, gusanos, ácaros, chinches, piojos, moscas, entre otros. Las larvas son excelentes caminadoras y detectan a sus presas por métodos químicos, físicos y visuales.

(i) National Geographic

(ii) National Geographic