Los habitantes de las ciudades tenemos un gran problema con los insectos, es un asunto genético diría yo, parece que no podemos comulgar de ninguna manera con ellos y junto con su hábitat, hemos ido exterminándolos de nuestro entorno.
Ciertamente no es nada agradable enfrentarnos por ejemplo, a los temibles insectos rastreros que nos hacen gritar de espanto cuando en medio de la noche vamos a la cocina por un vaso de agua y nos parece ver algún movimiento inesperado. Pero, junto con ellos hemos ido acabando también con todos los demás, buenos y malos, grandes y pequeños. La combinación perfecta surgió cuando pudimos armarnos con toda clase de insecticidas y a la primera de cambio fsssssssssssss!!!!! allá va, un chorro potentísimo de químicos que acaban en microsegundos con cualquier cosa con patas sin detenernos a pensar en las consecuencias de ese simple acto.
¿Cuándo fue, extenuado habitante de la gran ciudad, la última vez que viste una mariposa, un abejorro, escuchaste cantar una cigarra, contemplaste una mariquita de vivos colores, una abejita o un ciempiés? Uffff….ni nos acordábamos que estos animales existen, tal vez nunca los vimos en vivo y en directo, ah! sí, una vez, en Animal Planet….
Pues, fíjate que no todos los insectos son plagas. En efecto, existe un gran número de insectos beneficiosos que nos pueden ayudar muchísimo en nuestra huerta. De paso, nos permitirán contribuir con el cuidado del medio ambiente, pues ellos solitos se encargarán de los “malos” de la película y no tendremos que utilizar pesticidas y todas esas cosas horribles que contaminan.
Así que, por favor, perdamos el miedo a los insectos. Es cierto que algunos tienen aguijones y pueden picarnos y que hay que tomar precauciones (sería insensato molestar una colmena, por ejemplo o dar manotazos al aire cuando una abeja se nos acerca), pero, los beneficios que obtendremos superan con creces a estos pequeños sobresaltos y poco a poco nos acostumbraremos a su presencia nuevamente.
Por increíble que parezca, existen casas comerciales que venden estos insectos para ser usados como control de plagas en huertos y jardines. En este enlace encontrarás una completa guía de insectos utilizados con este propósito (en inglés) y ¡el precio al cual puedes adquirirlos!
Control Natural de Plagas.
Los expertos creen que la solución lógica al control orgánico de plagas es crear un balance de organismos en el jardín o huerta. En un ecosistema diverso, las poblaciones de plagas son reguladas de forma natural. El desarrollo de este balance depende de los productos que minimizan el daño a los insectos polinizadores y otros insectos beneficiosos. Las trampas y señuelos son usados para identificar la presencia de plagas y ayudan a controlarlas. Si hay plagas en nuestra huerta o jardín deben utilizarse en primer lugar las soluciones menos tóxicas, tales como, barreras y repelentes, insectos beneficiosos, pesticidas biológicos, jabones y aceites, dejando de último los insecticidas botánicos o naturales, los cuales son más tóxicos.
Abejorros.
El abejorro es el mayor polinizador encontrado en la naturaleza. Facilita la formación del fruto de un gran número de vegetales y árboles frutales. La polinización intensiva llevada a cabo por este trabajador insecto, da como resultado mayor producción de cualquier cosa, desde tomates y pimentones hasta fresas y cerezas. En este sentido, ¡los abejorros ayudan a alimentar al mundo!
Los abejorros transportan grandes cantidades de polen en sus patitas traseras. El polen también es llevado en el abdomen y es depositado durante las sucesivas visitas de flor en flor antes de regresar a sus colmenas. Éstas representan el lugar de actividad comunal en el cual el polen es convertido en alimento y los retoños son alimentados.
Se sabe que estos polinizadores, al igual que mucha de la fauna social, defenderá su hogar de los intrusos. Ellos la mantienen fresca durante la temporada de calor usando sus alas como ventiladores.
Mariquita (i)
A mucha gente le gustan las mariquitas por su color y sus puntos negros. Sin embargo, a los agricultores les gustan por su apetito. La mayoría de las mariquitas (hay unas 5.000 especies distintas) comen con voracidad insectos que se alimentan de plantas, como los pulgones, por lo que ayudan a proteger las cosechas. Las mariquitas dejan cientos de huevos en las colonias de pulgones y otros insectos parecidos. Cuando eclosionan, las larvas comienzan a alimentarse rápidamente. Hacia el final de su vida (entre tres y seis semanas) han podido consumir 5.000 pulgones.
Su colorido y sus puntos sirven para mantener alejados a los depredadores. Pueden segregar un fluido por las articulaciones de las patas de sabor muy desagradable. Su colorido puede servir de recordatorio para los animales que han tratado de comer mariquitas antes, parece decir “mi sabor es asqueroso”. Si una mariquita se siente amenazada puede hacerse la muerta y segregar esta desagradable sustancia para protegerse.
Podisus maculiventris.
Conocido como “chinche apestoso” , es un insecto originario de América. El nombre de Chinche apestoso se debe al olor defensivo (bastante fétido) que desprende cuando son atacados.
Su vida media es de cinco o seis meses y en ese tiempo llegan a poner hasta quinientos huevos en tandas de dos o tres decenas sobre hojas y ramas. Se alimentan de otros insectos (orugas generalmente) a las que clavan un estilete con el que les inyectan veneno, tras lo cual las succionan (aughhhhh!!).
Varían en color desde el marrón al amarillo y moteado con puntos negros.
Mantis religiosa (ii)
La mantis religiosa debe su nombre a sus prominentes patas delanteras, que están dobladas y juntas en un ángulo que recuerda a la posición de oración.
A pesar de su nombre, estos fascinantes insectos son unos fantásticos depredadores. Su cabeza triangular se alza en lo alto de un estirado cuello, que de hecho es un tórax alargado. Pueden girar la cabeza 180 grados para escudriñar los alrededores con sus dos grandes ojos compuestos y tres simples situados entre ellos.
La mantis, que suele ser verde o parda y se camufla muy bien entre las plantas de su hábitat, embosca o acecha pacientemente a sus presas. Usan sus patas delanteras para atrapar a su víctima con unos reflejos tan vertiginosos que resulta difícil verlo a simple vista.
Muy a su pesar, polillas, grillos, saltamontes, moscas y otros insectos suelen despertar el nada deseado interés de la mantis. Por otra parte, estos animales también se comen a los de su propia especie. El ejemplo más famoso de ello es la infame conducta amatoria de la hembra adulta, que en ocasiones se come a su pareja justo después del apareamiento.
Chrysoperla carnea
En su estado adulto la crisopa se alimenta de secreciones de algunos insectos, néctar y polen. La larva es depredadora, sus hábitos alimenticios son amplios y puede devorar huevos, ninfas, larvas y adultos de pulgones, gusanos, ácaros, chinches, piojos, moscas, entre otros. Las larvas son excelentes caminadoras y detectan a sus presas por métodos químicos, físicos y visuales.
(i) National Geographic
(ii) National Geographic