Clases de fertilizantes.

Aunque no soy muy amiga de los fertilizantes, en algún momento quizás tengamos que recurrir a ellos, por lo que es necesario conocer sus presentaciones y la forma en que deben aplicarse.

Un fertilizante mineral es una sustancia de origen inorgánico destinada a abastecer y suministrar los elementos químicos al suelo para que la planta los absorba. Se trata por tanto, de una reposición o aporte artificial de nutrientes.

Los fertilizantes se comercializan en estado sólido o líquido.

1.- Los sólidos pueden encontrarse en forma de:

1.1.- Polvo. Es usado tanto en hidroponía como en el cultivo tradicional. Puede aplicarse directamente (como polvo) o diluirse en agua (como solución nutritiva).

1.2.- Granulados y macro-granulados. La forma de los granulados (en partículas de 1 a 4 mm), permite una dosificación más precisa, libera los nutrientes de forma gradual y ayuda a que la distribución sobre el terreno sea más uniforme. Los macro-gránulos están constituidos por gránulos grandes, de 1 a 3 centímetros de diámetro e incluso mayores. Liberan de forma progresiva los elementos nutritivos.

1.3.- Pastillas. Son fertilizantes completos, nutritivamente balanceados. Los hay para plantas de flor y de hoja.

1.4.- Bastones. De forma alargada, se introducen en el suelo y de esta forma el fertilizante concentrado es liberado paulatinamente.

2.- Los líquidos alcanzan un gran rendimiento y uniformidad en la aplicación sobre el terreno, directamente o disueltos en agua. Las plantas los absorben fácilmente, por lo que su efecto es casi inmediato.

2.1.- Suspensiones o mezclas heterogéneas.

2.2.- Soluciones que contienen uno o más elementos nutritivos disueltos en agua de manera homogénea.

Existen tres formas de aplicar un fertilizante:

  1. Aplicación al suelo o radicular. Consiste en aplicar el fertilizante de manera directa o diluida en agua, en la base de la planta o en el sustrato, para que los nutrientes se encuentren disponibles lo más cerca de las raíces y puedan ser aprovechados mejor por la planta. Debe tenerse precaución con el drenaje, ya que si éste no es el adecuado y el agua de riego escurre muy rápido, se llevará con ella los nutrientes. No se aconseja fertilizar en forma radicular una planta recientemente trasplantada. Se recomienda esperar unos treinta días.
  2. Aplicación foliar. Es la nutrición a través de las hojas. Se utiliza como complemento a la fertilización en suelo. El fertilizante se aplica en forma de “lluvia” sobre las hojas de la planta y los nutrientes se absorben de forma inmediata.
  3. Fertirrigación. Técnica de aplicación de abonos disueltos en el agua de riego de los cultivos.

Así mismo, dependiendo del número de elementos nutritivos que contiene la formulación, los fertilizantes se pueden clasificar en:

  • Simples. Formulados con un solo nutriente, como la urea, (NH2)2 Dentro de este renglón se encuentran los correctores de carencias simples o enmiendas minerales, los cuales se emplean para corregir problemas derivados de la escasez o ausencia de algún elemento, como las enmiendas calizas (aporta calcio y eleva el pH de suelos ácidos), las enmiendas magnésicas (productos que contienen magnesio en su formulación) y las enmiendas de azufre.
  • Compuestos. Formulados con más de un nutriente.
    • Binarios o dobles (Nitrógeno/Fósforo).
    • Correctores de carencias dobles (Calcio/Boro).
    • Ternarios o triples (Nitrógeno/Fósforo/Potasio)
    • Correctores de carencias triples (Por ejemplo, micronutrientes, Hierro/Manganeso/Zinc).
    • Correctores multicarencias: para corregir más de tres carencias nutricionales.

Los fertilizantes son fuente de graves problemas medioambientales por lo que existen normas importantes que deberás atender cuando utilices estos productos:

Fertilizantes1fertilizantes2fertilizantes3

Puedes leer acerca del problema que presenta el uso desmedido e incontrolado de fertilizantes nitrogenados en este enlace.

Los nutrientes que nuestras hortalizas necesitan.

Las plantas toman los nutrientes que necesitan del aire y del suelo. Si el suministro de nutrientes en el suelo es amplio, los cultivos probablemente crecerán mejor y producirán mayores rendimientos. Sin embargo, si solo uno de los nutrientes necesarios llegara a escasear, el crecimiento de las plantas se limitaría y los rendimientos de los cultivos se verían reducidos.

Dieciséis elementos son esenciales para el crecimiento de una gran mayoría de plantas.

  1. El aire proporciona carbono (C) como CO2 (dióxido de carbono);
  2. El agua provee de hidrógeno (H) y oxígeno (O) como H2O (agua);
  3. En el suelo, los fertilizantes y el abono orgánico son la fuente de:

nitrógeno (N) – las plantas leguminosas obtienen el nitrógeno del aire con la ayuda de bacterias que viven en los nódulos de las raíces (Rhizobium / Fijación Biológica de N / Abono Verde / Mycorrhizae) –

fósforo (P), potasio (K), calcio (Ca), magnesio (Mg), azufre (S), hierro (Fe), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), boro (B), molibdeno (Mo) y cloro (Cl).

En el suelo, el medio de transporte de los nutrientes es la solución del suelo.

Los nutrientes pueden clasificarse en dos categorías:

  1. Macronutrientes. Se necesitan en grandes cantidades. Los suelos pueden llegar a ser naturalmente pobres en nutrientes o deficientes debido a la extracción de los nutrientes por los cultivos a lo largo de los años o cuando se utilizan variedades de rendimientos altos, muy demandantes.
  • Nutrientes primarios. Nitrógeno, fósforo y potasio.
    • Nitrógeno (N). Motor del crecimiento de la planta. Es absorbido del suelo bajo forma de nitrato o amonio. En la planta contribuye a la formación de aminoácidos y proteínas, y por ende, a los procesos principales de desarrollo de las plantas.
    • Fósforo (P). Juega un papel importante en la transferencia de energía. Esencial para la fotosíntesis y otros procesos químico-fisiológicos. Indispensable para la diferenciación de las células y para el desarrollo de los tejidos que forman los puntos de crecimiento de la planta. El fósforo es deficiente en la mayoría de los suelos naturales o agrícolas donde la fijación limita su disponibilidad.
    • Potasio (K). Activa más de 60 enzimas (sustancias químicas que regulan la vida). Juega un papel vital en la síntesis de carbohidratos y de proteínas. Mejora el régimen hídrico de la planta y aumenta su tolerancia a la sequía, las heladas y la salinidad. Las plantas bien provistas con K sufren menos enfermedades.
  • Nutrientes secundarios. Magnesio, azufre y calcio.
    • Magnesio (Mg). Constituyente central de la clorofila, el pigmento verde de las hojas que funciona como receptor de la energía que proviene del sol; se incluye en las reacciones enzimáticas relacionadas con la transferencia de energía de la planta.
    • Azufre (S). Constituyente esencial de proteínas, está involucrado en la formación de la clorofila.
    • Calcio (Ca). Esencial para el crecimiento de las raíces es un constituyente del tejido celular de las membranas. Usualmente, el encalado o aplicación de calcio en el suelo, tiene por objetivo reducir la acidez del suelo antes que equilibrar un déficit de este elemento, el cual se encuentra presente de forma suficiente en la mayoría de los suelos.
  1. Micronutrientes o microelementos. Son requeridos sólo en cantidades ínfimas para el crecimiento correcto de las plantas. Son agregados en cantidades muy pequeñas cuando no pueden ser provistos por el suelo. Estos son:

Hierro (Fe), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), molibdeno (Mo), cloro (Cl) y boro (B). Son parte de sustancias clave en el crecimiento de la planta, y muchas veces son comparados con las vitaminas en la nutrición humana. Son absorbidos en cantidades minúsculas y su rango de provisión óptima es muy pequeño. Su disponibilidad para las plantas depende principalmente del pH del suelo.

Algunos nutrientes benéficos importantes para algunas plantas son el sodio (Na) y el silicio (Si). El cobalto (Co) es importante en el proceso de fijación de N de las leguminosas.

Es importante notar que todos los nutrientes, ya sea que se necesiten en pequeñas o grandes cantidades, cumplen una función específica en el crecimiento de la planta y en la producción alimentaria y que un nutriente no puede ser sustituido por otro.

Fuente: Los fertilizantes y su uso (FAO).

Abonar, fertilizar…¿cuál es la diferencia?

Ahora que ya hemos elegido el sustrato debemos procurar que nuestras hortalizas se alimenten adecuadamente. Para ello contamos con una gran variedad de productos en el comercio.

Basándonos en nuestro propósito de llevar a cabo una práctica agrícola lo más respetuosa posible con el medio ambiente y en los principios de la agricultura orgánica, decidir cuál producto utilizar, abonos orgánicos o fertilizantes industrialmente fabricados, debería ser muy fácil de tomar. Pero no es tan sencillo. Veamos por qué.

Abonos y fertilizantes comparten cometido. Aunque se tiende a pensar que son productos diferentes, sus funciones son similares. Ambos consiguen el mismo efecto: favorecer el crecimiento y la nutrición del suelo y de las plantas.

Abonar es una actividad esencial para asegurar la calidad del suelo y mejorar el desarrollo de árboles y plantas. En el momento de escoger qué tipo de productos usar, surgen dudas entre los abonos y los fertilizantes. En ocasiones, se considera que los primeros mejoran el sustrato, mientras que los segundos hacen lo propio con las plantas. En realidad, ambos optimizan y nutren tanto el suelo como los vegetales. El único matiz posible es que los abonos tienen un principio activo orgánico que, en el caso del fertilizante, es artificial.

Entre los productos de composición orgánica destacan el estiércol, el compost y el mantillo, que a su vez se clasifican por su origen animal o vegetal. Su aspecto es muy similar al sustrato y se aplican de forma directa sobre el terreno. Los compuestos químicos minerales se solubilizan en el suelo, en contacto con el agua, y se absorben por las raíces de las plantas.

Los abonos y fertilizantes se comercializan en formulaciones líquidas y sólidas. Los líquidos se incorporan al agua de riego, en las dosis indicadas por el fabricante, y se aplican de forma periódica. Una modalidad de fertilizante líquido son las pipetas, apropiadas para el abono de plantas. Se insertan en las macetas y el preparado cae gota a gota durante un periodo de tiempo determinado. Los polvos solubles de diferentes tamaños y el granulado hidrosoluble- que se disuelve con el agua de riego al cabo de unos días- son los principales compuestos sólidos.

Antes de pensar en la aplicación de los fertilizantes, todas las fuentes disponibles de  nutrientes deberían ser utilizadas, por ejemplo excrementos de vaca, de cerdos, de pollos, desperdicios vegetales, paja y otros materiales orgánicos. Sin embargo, éstos deben ser convertidos en abono y descomponerse antes de ser aplicados en el suelo. El abono orgánico es muy valioso porque mejora la estructura del suelo, reduce la erosión del mismo, tiene un efecto regulador en la temperatura del suelo y le ayuda a almacenar más humedad, mejorando significativamente de esta manera su fertilidad. Además la materia orgánica es un alimento necesario para los organismos del suelo.

El abono orgánico crea de esta manera la base para el uso exitoso de los fertilizantes minerales. Según la FAO la combinación de abono orgánico y fertilizantes minerales (denominado Sistema Integrado de Nutrición de las Plantas, SINP) ofrece las condiciones ambientales ideales para el cultivo: por una parte el abono orgánico mejora las propiedades del suelo y por la otra, el suministro de los fertilizantes minerales provee los nutrientes que las plantas necesitan.

Como vemos, no hay un consenso general con respecto a este tema. Por lo tanto, es necesario continuar realizando esfuerzos por llevar a cabo un manejo cada vez más eficiente de la nutrición de las plantas pero también más cuidadoso del medio ambiente.

Fuente: Eroski consumer.